5. Nunca sabre quien soy.

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Las puertas se abren de un momento a otro muy brusco interrumpiendo el momento.

Un hombre pelinegro se hace presente. Viste formal, su perfume llega a mis narices y eso que estamos a seis metros de distancia.

–Bird. – dice en forma de saludo –Señorita...

–Luciana. – contesto molesta.

–Necesito a Francisco. – un hombre que se ve muy poderoso casi me pide permiso.

–Lástima que no pueda ir, esta...

–Estimando su clítoris para causarle placer. Pero no lo pregunte. Francisco quiero verte en un segundo en tu oficina.

–Creo que tardara más. – contesto por él.

–¿Quieres que lo haga yo? No tardaras mucho en llegar al placer. – da un paso hacia nosotros.

–No gracias, lo tengo a él. – doy una sonrisa forzada.

–Espérame en la oficina, ya voy. – habla por primera vez Francis.

–Cada minuto que tardes, será una bala a tus empleados. – advierte antes de salir.

Incomoda, pero desafiante, muevo mis caderas de nuevo.

–¿Quieres que el asesine a algún empleado? – niego –Entonces sabes que hacer.

–¿Ir a matarlo? – bromeo.

Suelta una risita.

Lo dejo ir a bañarse. Mientras yo me baño en otro cuarto. Por primera vez me pongo algo que no sea pijama.

Me pongo un vestido negro que se ciñe a mi cintura dejando bailar la falda. Tacones, joyería y algo de maquillaje.

Tan solo tardo media hora, señor misterio aún no está listo. Así que decido adelantarme <<con mucho miedo>> a la oficina, solo por curiosidad.

El hombre o magneto si se le pudiese decir así, está bebiendo whyskey, apreciando los jardines de flores.

Nota mi presencia y voltea a verme.

–Señorita Luciana, veo que lleva más ropa.

–¿Es un chiste o un comentario fuera de lugar? Para ser sincera no me importa, señor...

–Drazhan.

–Bueno, espero no cruzarme con usted si es que va a hacer tan... indiscreto sobre opiniones que no me importan. Francis bajara pronto. – hablo serio y claro.

Con eso doy media vuelta y siento su mirada en mí. Salgo para recorrer aquellos campos floreados en forma de laberinto.

No puede ser más hermoso.

FRANCISCO

Ella pasea por los campos moviendo la falda de su vestido. Se ve tan seria con ese atuendo, pero tan dulce contemplando las flores, cargando un conejo en sus brazos. Un ángel, aunque dudo que sea del cielo.

Mi primo la contempla a igual que yo.

–Te llama Francis. – comenta dándole otro sorbo a su bebida –¿Qué pasa si la quiero?

Se voltea a verme en busca de una respuesta, siempre creando caos.

–Ella no es mía, ni es tuya. Se pertenece a sí misma, si decide irse contigo lo aceptare, pero por los momentos, decide quedarse conmigo.

–¿Ya sabe a qué es lo que te dedicas?

–Si. – miento, aunque en relativa si sabe, solo que no del todo.

Efectos Colaterales De Estar RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora