Efectos Colaterales De Estar Rota

3. Sueño.

LUCIANA

Un golpe, otro, y otro.

Se mira las manos ensangrentadas con una sonrisa cínica.

Todo estaba ensangrentado, el vestido blanco arruinado, y en lo único que pensaba, era el olor metálico de la sangre.

Volteo para ver a los cuerpos de aquellos hombres, cráneos partidos, piel arrancada, dientes y uñas dentro de sus ojos.

La cereza del pastel era los miembros cortados y metidos en sus bocas. Sus testículos puestos como implantes de tetas y varias costillas sacadas.

La autora de esta masacre me mira directo a los ojos sonriente.

Tengo que correr, salir de aquí, pero... ¿de quién huía? si era el reflejo del espejo quien me sonreía. O, mejor dicho, yo me sonreía.

No debería sentirme así, eso es lo que más me da miedo. La satisfacción de haber hecho semejante obra de arte.

Pero yo no pararía, debo irme, pero mis pies caminan hacia los otros tres hombres amarrados y amordazados.

Los tres estaban llorando, lo que hizo que mi satisfacción creciera.

Tiro de sus pies y los coloco en el centro. Tomo de nuevo el cuchillo en mis manos y le quito a uno la mordaza.

–¡Por favor no! – suplicante, pero hace rato estabas diciendo como ibas a aprovecharte de tu secretaria.

Voy cortando, riéndome de cada grito de dolor. En mis manos aprieto su miembro y de un solo movimiento lo medio corto, dejando una parte pequeña sin terminar.

Mirando justo sus ojos, le arranco su parte más "valiosa", rasgando la carne.

El empieza a convulsionar y los otros no dejan de llorar. Agarro su mandíbula y le meto hasta la garganta el pedacito de carne.

Intenta escupirlo, pero lo pongo la mordaza.

¿Como pude disfrutar tal masacre? Soy un monstruo.

Todo se nubla y empiezo a llorar.

No, yo no soy así.

Yo no haría tal cosa.

Pero no puedo huir, porque no en realidad no podía huir de mí, los demonios los llevo dentro y no se ni como provoque este lado de mí, pero era lo único que me daba alegría y satisfacción.

–¡No! – despierto agitada.