capitulo 4

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Me levanté porque mamá fué a mi habitación a despertarme para que desayunara. La verdad no quería hacer nada, lo que había pasado el día anterior me había dejado completamente descolocada.

Cuando por fin pude levantarme de la cama, me fuí a cepillar los dientes, me miré al espejo y ví las grandes ojeras que tenía y los ojos hinchados de tanto llorar. Definitivamente ayer fué un día de mierda.

Siempre supe que no me iba a ir bien ayer.

« Al menos compraste un albornoz de panda. »

Punto a favor de mi conciencia.

Luego de cepillarme los dientes bajé a comer con mamá. Ella había preparado sándwiches y jugo de naranja, desayunamos tranquilamente. Ninguna se atrevió a hablar sobre el incidente del día anterior, y me alegra que mamá no lo haya mencionado.

La mañana pasó muy lenta, me la pasé aburrida, lo único que hice fué escuchar música de diversos géneros, no paraba de escuchar una canción que se llama Creep, de Radiohead. Me gustó tanto que la escuché como 10 veces seguidas.

Cuando se hizo la tarde ayudé a mamá a colocar la mesa para comer. Ella sola había hecho el almuerzo, no quiso que la ayudara, como de costumbre.

« Claro, siempre te comes toda la comida. »

Es inevitable no hacerlo.

Terminamos de comer y justo me iba directamente a mi habitación, pero escuché unos arañazos en la puerta delantera de la casa, así que fuí a ver qué era.

Me acerqué a la puerta intrigada, tratando de ser muy cautelosa. Agarré la perrilla y la giré despacio. Mientras la puerta se abría cautelosamente ví lo que había detrás de la puerta... Un hermoso y tierno cachorrito bebé.

Me agaché para levantarlo pero quería huir de mí.

— Hola, cachorrito ¿Qué haces por aquí solo?

Él me miró y ladeó la cabeza.

— ¿No tienes dueño?

Volví a tratar de agarrarlo y se dejó, lo acaricié por un momento. Eché un vistazo a ver si a alguien se le había perdido, pero no ví a nadie buscando un cachorrito.

La verdad es que parecía que no tenía dueño porque estaba algo sucio.

Entré a la casa con él y cerré la puerta a mis espaldas y llamé a mamá para que lo viera.

— Este era el pequeño que estaba tocando a nuestra puerta.

Mamá lo vio y lo tomó en brazos, se emocionó al instante.

— Que bonito, Maddie. Deberíamos quedarnos con él.

— ¿Estás segura?

Miré al cachorrito, nos estaba mirando a mamá y a mí cada vez que hablábamos.

— Super segura, así él te podría hacer compañía.

— Muy bien, acepto.

— ¿Qué nombre le pondrás?

— Mmmh, no lo sé, eso ya lo veremos.

— Hay que comprarle juguetes, una cama, una correa...

— Wow, mamá, cálmate. Aún ni le he puesto nombre.

— Bien, bien. — dijo mamá con una pequeña sonrisa mientras me daba al cachorro.

— Voy subir con él a mi habitación.

Me fuí con el cachorrito a mi habitación, cuando cerré la puerta me fuí a la cama y me acosté junto a él.

— Vale, ¿Qué nombre te gustaría?

Invierno por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora