One shots de los integrantes de Daft Punk, Guy-Manuel de Homem Christo y Thomas Bangalter.
[Escritos por @AnalogueBubblebath y @AvsDeRoy] / [Daft Punk x Reader]
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RUIDOS VIOLENTOS SE OYEN RETUMBAR SOBRE AQUELLA ZONA VEGETAL CASI ABANDONADA. Personas que danzan sujetando cualquier bebida alcohólica, probablemente para mitigar los efectos del frío en pleno campo a través, sonríen a cualquier alma andante que tenga el placer de vagar por allí.
Even Furthur era uno de los eventos más importantes de la música electrónica a nivel alternativo. Cada año ofrecía más de 50 sets de géneros variados con toques influenciados por Chicago, Detroit e incluso corrientes europeas. Es por eso que el dúo francófono se sentía tan agitado. Era un evento bastante importante para su trayectoria artística. Y su primer show en los Estados Unidos.
Un muchacho alto, cuya estatura no podía compararse con la del americano medio, cubre su cabellera rizada —con restos de tinte decolorado— gracias a un simple paraguas. Era obvio que las pequeñas gotas de llovizna se convertirían en un gran torrencial en cuestión de horas. Pero ahora eso no importaba, ya que las luces tenues combinaban perfectamente con sus tejanos llenos de barro. Acto seguido, apoya su mano sobre el hombro de un muchacho ojiazul, que arruga su nariz respingona como si por un momento hubiese percibido un olor desagradable y ambos sonríen mutuamente.
Iban a estar bien.
«No es como si no hubiésemos tocado más veces con lluvia, ¿cierto?»
Aquellas palabras parecen adentrarse hacia el abismo cuando una brisa de viento remueve las tiendas de campaña de algunos asistentes.
El ojiazul frunce el ceño con incertidumbre. Es cierto que ya habían tratado de concienciarse sobre el tiempo en esta zona. Pero aún así el miedo siempre rodeaba al dúo; ¿Y si alguna máquina de ritmos se averiase? ¿Y si las carpas no eran suficientemente seguras como para cubrir a todas las personas que querían bailar locamente y hubiese que cancelar el evento?». Entonces recuerda los inicios, cuando solo eran un par de adolescentes que transportaban cajas repletas de vinilos, para hacer bailar a una decena de personas sobre bosques y fábricas abandonadas. Es ahí cuándo sabe que todo estará bien.
Las vistas no son demasiado glamurosas si uno era capaz de compararlas con las maravillosas calles de París, donde la ornamentación clásica y los detalles góticos predominaban en todas las manzanas. Las orbes azules del francés observan hierbajos que parecen volar gracias a la fuerza abrasadora del viento y varias carpas que parecen desintegrarse frente a parlantes de amplia capacidad de sonido. Hasta que una simple silueta se posa sobre su campo visual, invadiendolo por completo. Una muchacha agita la cabeza tratando de igualar sus pasos con los de aquella música estremecedora.
