One shots de los integrantes de Daft Punk, Guy-Manuel de Homem Christo y Thomas Bangalter.
[Escritos por @AnalogueBubblebath y @AvsDeRoy] / [Daft Punk x Reader]
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HAY UNA SECUENCIA DE RUIDOS CON UN RITMO ENVOLVENTE QUE HACEN QUE SU CHAQUETA COLORIDA DE TACTO BRILLANTE Y ELLA MISMA SE ESTREMEZCAN DE EMOCIÓN. El humo se desprende de sus manos cálidas y llega hasta sus agrietados labios pintados de un color rojo oscuro, desvaneciéndose por completo. La música que suena en este lugar le provoca algo maravilloso a su cuerpo. Es como una droga que recorre su espina dorsal con deleite y se posa en su estómago con un final pulsante. Y ahora sabe que sí, que este es realmente su lugar.
Ella realmente no es nadie.
Trabaja en una tienda de libros durante la semana, o tal vez es una camarera que trabaja en el café del centro de la ciudad, donde atiende a los numerosos turistas que deciden visitar la melancólica ciudad de París o a ancianos ya cansados de la vida. Pero eso realmente no importaba, para ella lo único que ahora importa es el ruido que produce los ritmos de la música que atrapan su cerebro como la droga más placentera del mundo.
Puede que se esté mintiendo de alguna forma, aunque la música sea algo increíble para ella, tiene una serie de recuerdos que se repiten una y otra vez en su mente. La semana pasada —¿o fue el mes pasado? — vio algo que inmediatamente atrapó a sus ojos. Está alrededor de los confines oscuros detrás de la calle donde se encuentra el club nocturno al que siempre va. Está apoyada en la misma pared llena de grafitis. Como siempre, tras sentirse atrapada por las grandes luces del club y aquella música electrónica, necesita un respiro de aire fresco que le haga volver a la realidad.
A su lado, su mejor amiga, quién le presta un cigarrillo recién encendido y una bebida llena de vodka, sin embargo, duda, ella no bebe y nunca le ha gustado hacerlo, por motivos totalmente morales. Decide devolverle aquellos amables regalos a su amiga y regresa a apoyarse en la pared, ahora con cierto cansancio. Resopla y se deja fluir por los constantes ruidos que la noche parisina les está ofreciendo. En sus ojos se despierta una gran curiosidad por los constantes jóvenes que pasan a su alrededor, nada interesante que pueda atrapar a su mirada. Nada que realmente le haga sentirte como si estuviera dentro de una locura.
Entonces un auto de color rosa, que se mezcla con los colores brillantes de la brisa nocturna, aparece frente a ella y su silueta.
En ese preciso instante, apareció el chico más delgado del universo con una cabeza repleta de rizos decolorados.
Ella pensó en decir o hacer algo. Tal vez preguntar su nombre o si vivía en París, cualquier estupidez que en ese momento pudiese pensar. Pero simplemente se quedó en trance cuando le observo bajar de aquel vehículo particular, portando una caja llena de vinilos.
