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Tony no quería pensar en donde habían estado los dedos del rubio, cuando los lamió saboreo su lubricante natural. Steve se había tocado ahí. El solo pensamiento le excitaba, pero no debía perder el control, no ahora que embestía al lindo rubio con los dedos en su interior.

Y el gemia, gemia de manera tan estrepitosa que se podría escuchar afuera. Se arrepentiría luego, ya se arrepentía ahora. Steve no había estado con otro, lo sabía por sus facciones y su estrecha entrada. ¿Qué tal si no quería?

Le dio la pastilla pero aún no hacía efecto alguno, solo parecía haber encendido más al omega. Entonces Stark recordó. Si, era un supresor; un supresor de alfa.

Mientras tanto Steve tenía la cabeza hacia atrás con los cabellos chocando contra el borde de la bañera, disfrutando del toque del alfa.

Tomó toda la fuerza de voluntad que tenía y retiró suavemente los dedos de su interior, el rubio gimoteo por el despojo.

ꟷ¿P-por qué los sacas?

ꟷNo me siento listo, cielo.

ꟷA-alfa... Te necesito ꟷjadeo y abrió sus piernas, dejándole a la vista su entrada lubricada y alzando un poco su cabeza para que pudiera ver su sonrojo y lo necesitado que estaba.

ꟷCielo...- pasó suavemente su mano por su mejilla. ꟷMuero por hacerlo contigo...

Entonces Tony escuchó el tintineo que unas rueditas producen y pensó en muchas alternativas, la primera y más concisa era que quería cuidar al omega y que debía encontrar una forma humanamente posible para que dejara de desplegar su aroma a fertilidad y pureza. Esos eran de los más exquisitos y Tony no quería compartir, no con otro alfa, tampoco un omega. Steve era suyo.

Tenía que hacer algo y lo tenía que hacer ya.

Una idea cruzó su mente, era algo pervertida pero efectiva.

Introdujo su mano en su pantalón y rozó con sus dedos su miembro y la punta del mismo. Consiguiendo así pre-semen. De una embestida ruda ingresó en el omega hasta encontrar su cuello uterino, una vez ahí lo frotó con ambos dedos. Si su teoria era cierta, esto tranquilizaria al omega. Las feromonas y testosterona ahí le haría saber a su cuerpo que ha sido fecundado por un alfa y a la vez dejaría de desplegar su aroma.

Funciono, Steve se corrió, dejando en su estómago una mancha blanquecina que recibía gotas de su pene.

Jadeo enrojecido y sintiéndose satisfecho. Para un omega sin experiencia, un clímax, sería suficiente.

Aún con la erección en sus pantalones salió a confrontar a cualquiera que se sintiera atraído por el aroma de su omega.

Fue un alivio encontrar solo a sus padres.

Espera.

Howard, Steve en la bañera.

ꟷ¿Qué hacen aquí?

ꟷVinimos a visitarte y-

ꟷY a ver que tal estas manejando mi empresa.

Tony tomó asiento en el sofá más cercano, sintiendo una leve punzada por su problemita.

Jarvis lo observó con detenimiento, notó su problema y le puso la almohada que tenía a mayor disposición. Con esa cara de te conviene y esos ojos de ya sé lo que estuviste haciendo.

ꟷHoward, se me antoja una de esas cosas... Que venden mucho aquí en América.

ꟷ¿Un arma?

ꟷNo, cariño. No, se me antoja un... Wafle.

ꟷSaliendo te lo compro.

ꟷNo Stark, lo quiero ahora.

Howard suspiró un poco enojado sabiendo que su hijo y esposo estaban confabulando algo en ese extraño método que solo incluía gestos y miradas profundas. Le exasperaba. Pero no podía negarse a la carita de su omega. Su preciosa carita haciendo un pequeño puchero, Edwin es y será su eterna debilidad.

ꟷTe veo más tarde. ꟷJarvis le regaló una sonrisa que para Howard lució como sincera y para Tony una seria advertencia de que solucionará todo antes de regresar.

Y así lo hizo, se dirigió al baño sin pantalones. Dispuesto a ahora si tomarlo.

No estaba.

Buscó en su habitación y ahí sí estaba. Con la mirada gacha y jugando con sus manos nerviosamente. El supresor había surtido efecto. Entonces sus iris celestes le miraron.

Wonderful FellingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora