Lilith y el Vampiro.

8

—Mi señor

—Habla Hiromi

—El joven Hasegawa esta aquí para hablar

—Hazlo pasar.

Adam se miró sobre el reflejo de la copa en su mano, y lentamente un par de colmillos le crecieron. Una de sus cualidades como Rey era la metamorfosis, la cual había usado con el niño humano la noche anterior para asustarlo.

—Buenos dias Languita

—Señor Shindo

—¿Que te trae por aquí?

El vampiro tomó una copa de la mesa y se la llevó a los labios.

—¿Sangre de virgen?— El Vampiro miró con asco la copa—. No, sangre de un asesino

—Se que te gusta, por eso mande servirla

—Sabias que vendría

—Claro, tu humano te cuenta todo. Que dulce, un par de dias y ya cree estar enamorado, Langa, la realidad es que los humanos son crueles; mezquinos, egoístas, crédulos, y estúpidos. Son justo como la bella Lilith

—Conocemos dos versiones diferentes. Los humanos que conozco han sido buenos; calidos, amables, risueños e inteligentes. Asi es Reki, y estoy aquí para hacerte entender que quiero casarme con él, quiero despertar todas las mañanas abrazándolo a él, no a ti.

Adam asintió lentamente y bebió un trago de su copa.

—Entiendo, no interferire mas en su relación— Prometió, luego le extendió la mano con una fria sonrisa—. Por los viejos tiempos mi Eve, concédeme nuestra ultima pieza.

Langa aceptó la mano, y la música invadió el salon. Lentamente Adam lo guió con erraticos pasos de un viejo vals ya olvidado, un vals que clamaban los Demonios del averno y los angeles del cielo.

Cuando las últimas notas sonaban, Langa se soltó de golpe y se dio media vuelta para marcharse.

—Tú lo amas, mueres por él, ¿pero él moriría por ti?

—Te aconsejo, por nuestra extraña amistad, que centres tus esfuerzos en Tadashi.

Langa cerró de golpe.

...

Sobre la rama de un arbol, Ainosuke observaba el ir y venir de algunos lobos en el campamento. Iban y venían algunas crías, mujeres platicando fuera de sus tiendas y hombres regresando del espesor del bosque con la cacería del día.

No le parecía ni un poco interesante, los hombres lobo eran criaturas extremadamente simples y que vivían de manera salvaje, de manera diferente a como le habian enseñado a ser.

Estaba listo para marcharse cuando vio dos lobos mas salir del bosque, a uno lo reconoció inmediatamente, era Kojiro. Al destransformarse tuvo que apartar la mirada para evitar que en sus retinas grabarán la imagen del jefe en pelotas.

El otro lobo era mas pequeño, con pelaje negro cual carbon. A este le costó mas la transformación, pero Adam no apartó la mirada ni un segundo. Primero vio unos delgados hombros blancos, y una espalda menuda, un cabello negro y una desnudez total.

Una mujer se apresuró a darles mantas.

—Tranquilo Tadashi, pronto no te dolerá nada la transformación—. Le juró Kojiro

—Sera tan fácil para ti como respirar—. Le prometió la mujer.

Adam odiaba a los humanos, y Tadashi había sido uno. Los humanos no eran buenos, atacaban a quienes no comprendían por sus miedos irracionales, y seguramente ese chico no era diferente.