Capítulo 4.

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Habían pasado cinco días desde esa noche, y Elliot no podía dejar de pensar en esa mujer que lo había vuelto loco, y a la que había conocido por un error en un envío de un mail. Había intentado no llamarla, no irrumpir la vida tranquila que Olivia vivía, y a decir verdad, era una tarea muy difícil cuando lo único que deseaba era volverla a ver.

Aprovechando la hora del almuerzo él se había escabullido al cuarto que tenían para descansar y con su cuaderno en sus manos comenzó a escribir, a plasmar todo aquello que sentía en su interior. Comenzó con palabras que definían la confusión que pasaba por su cuerpo, mezclaba esas sensaciones con el placer que había vivido al lado de Olivia y no podía evitar describir cada parte de esa hermosa mujer. Dudaba mostrarle algún día ese escrito, por ende, se liberó y liberó su corazón, plasmando en cada palabra la sinceridad de esos sentimientos, de esos pensamientos que invadían su cabeza dejándolo intranquilo.

—Aquí estás perdido. —Lo interrumpió Amanda parándose frente a Elliot, quién levantando su mirada conectó sus pupilas con las de ella— Te he estado buscando toda la mañana.
—Aquí estoy, la tierra no me tragó aún Mandy. —Sonrió Elliot bromeando y su amiga suspiró pegándole suavemente en el hombro— ¿Qué ocurre?
—Necesito ayuda con el proyecto final, no sé cómo darle un cierre a eso.
—¿Ya plasmaste toda la idea?
—Sí, solo me falta darle una conclusión, pero veo que estabas ocupado. —Él negó con su cabeza cerrando el cuaderno— ¿Otra vez pensando en Olivia?
—No me la puedo sacar de la cabeza. —Le confesó a su amiga, Amanda era la única que sabía acerca de la existencia de Olivia— Lo intenté, pero es muy difícil.
—¿No la has llamado?
—No, no quise molestarla. —Suspiró y tapó su cara con sus manos— La extraño, quiero volver a verla una vez más.
—Llámala. —Le aconsejó Amanda con una sonrisa obteniendo como respuesta la mirada fija de Elliot— No pierdes nada con hacerlo, quizá, a ella le pasa lo mismo. Ahora regreso.

Amanda se marchó de la habitación dejando a Elliot algo pensativo, quizá su amiga tenía razón, no perdía nada con intentarlo, quizá a Olivia no le molestaría que él la llamará y poder conversar unos minutos. Buscó entre sus contactos el número de la castaña y luego de suspirar profundamente apretó el icono de llamar.

Sonó una, dos, tres veces y Elliot podía entender ese silencio, quizá para Olivia aquellos encuentros habían quedado en el olvido, quizá ya se había olvidado de él, quizá...

—Hola Elliot. —Pronunció aquella voz del otro lado quitándolo de sus pensamientos y dibujando una sonrisa en su rostro.
—Hola Liv, am... ¿Estás ocupada? —Indagó Elliot algo nervioso, pero bastante emocionado por volver a oírla.
—No, estoy en la hora de descanso del trabajo. —Respondió ella amablemente, mientras servía en un vaso un poco de jugo— Pensé que no ibas a llamarme.
—Lo pensé y lo intenté, pero no pude aguantar más sin oír tu voz. —Confesó Elliot con un poco de miedo a la reacción de Olivia ante sus palabras.
—Yo también lo intenté... —Añadió ella, luego de beber un sorbo de jugo— Aunque me da un poco de temor aceptar que no lo logré.
—¿Por qué?
—Porque nunca me sentí tan atada a un hombre cómo me siento contigo.

Las palabras de Olivia resonaron en la mente masculina que, al oírlas sintió una alegría inmensa y una chispa de ilusión se encendió en su interior, Elliot podía ver como a ella le ocurría lo mismo.

—Estamos complicados. —Bromeó Elliot y ambos rieron sin poder evitarlo— ¿Sabes? Quisiera verte de nuevo.
—Yo también quisiera verte otra vez.
—¿Cuándo quieres que nos encontremos?
—Mmm ¿Hoy por la noche estas libre?
—Sí.
—Está bien, paso a buscarte a las nueve de la noche por tu casa. —Afirmó Elliot con seguridad sintiéndose feliz por saber que volvería a verla.
—Perfecto, te espero. —Comentó ella con una sonrisa, y luego de despedirse la llamada se cortó.

Elliot quiso saltar de la emoción al saber que en cuestión de horas volvería a ver a esa mujer, había sentido tanto miedo a que Olivia lo rechazara, pero todo era distinto, volvería a verla y no había nada más lindo que eso. 

La carta || Bensler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora