Nosotros

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Con tres meses de embarazo el vientre de Peter ya marcaba una diferencia, cada mañana se miraba al espejo y se examinaba desde todos los ángulos, se sentía bastante inseguro con respecto a su cuerpo ya que siempre le había gustado estar en forma, Quentin lo miraba apoyado desde el marco de la puerta.

- ¿Qué haces cariño?

- Nada... solo...- levanto un poco su camiseta y suspiro- ya está empezando a notarse

- Eso es genial, significa que esta creciendo bien

- Tienes razón es solo que...

- ¿Qué sucede? - Quentin se acercó y lo abrazo por detrás

- ¿Aun te gusto? - Peter miro el reflejo de ambos en el espejo

- ¿Gustarme? Claro que no- Quentin bufó

- ¿No? - Peter lo miró sorprendido

- Hace mucho que dejaste de gustarme cariño, lo que yo siento por ti es puro amor y deseo- beso el cuello del menor y acaricio su vientre- estás llevando a nuestro bebé, no sabes lo que eso genera en mí; cada día el deseo de protegerlos crece más y más y con cada gesto mi adoración por ti es aún mayor y ni que decir del deseo carnal... - mordió el lóbulo de la oreja derecha- podría hacértelo todo el día...

- Quentin...- Peter trago saliva

- Tú preguntaste- Quentin deslizo su mano hacia el miembro de Peter- si quieres puedo demostrarte ahora cuanto te deseo

- Si... si quiero...

Quentin sonrió pícaramente y condujo a Peter al nido que había formado en la habitación de huéspedes, el olor de ambos era intenso allí y generaba una sensación de confort inmediato, Peter se recostó sobre la cama y abrió las piernas para dejar que Quentin se acercara aún más, el mayor lo miraba lleno de lujuria; habían pasado varios días sin tener intimidad ya que Peter había estado con nauseas y algo debilitado por lo que ahora que se había dado la oportunidad no iba a desperdiciarla.

Peter gimió antes las mordidas que Quentin iba dejando a lo largo de su pecho, a pesar de no ser la primera vez que tenían relaciones, cada encuentro traía algo nuevo consigo, un nuevo cosquilleo o una palabra dicha en el momento preciso que lograba erizar su piel, Quentin deslizaba su lengua por todo lo largo de su miembro, Peter suspiraba ante la sensación áspera de la lengua del mayor y cada vez que se sentía devorado por su boca no podía evitar soltar una que otra mala palabra.

Beck sonreía ante cada reacción del menor, le encantaba verlo retorcerse ante cada toque, mordía sus tetillas en búsqueda de gemidos más profundos, introducía sus dedos con avidez para escuchar esas palabras soeces que Peter soltaba y luego esa mirada llena de lujuria que solo le dedicaba a él, con cada estocada no podía evitar sentirse orgulloso, era un alfa feliz de tener a un omega como Peter, quería presumirlo en cada esquina y enseñar la marca que le había dejado en el cuello, ¿era posesivo? Claro que lo era, estaba en su naturaleza, pero solo en esos momentos de intimidad podía expresarle al menor cuanto lo necesitaba.

Dejo que el nudo se formara y se recostó al lado de Peter que jadeaba sonriente, el embarazo solo había hecho que su libido aumentara; agotados pero felices se dejaron llevar por el sueño.

Wade escribía rápidamente en su computadora, le había tomado algunos meses pensar cómo iba a llevar a cabo su plan; no era sencillo trabajar desde las sombras pero lo había meditado bastante y lo mejor era un ataque desde adentro, había comenzado a malversar los fondos de la división que le pertenecía en la empresa de Stark, luego había escrito varias cartas anónimas a periódicos y revistas de chismes acerca de la alocada vida del heredero Stark y de su amante que le llevaba muchos años por delante.

Tentación 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora