Capítulo 7

68 7 1
                                    

Esa noche llegué a mi cuarto olvidando la idea de visitar a mi novio. Estaba exhausta, y tal y como me tendí en la cama, caí totalmente rendida.

Tuve muchas pesadillas esa noche, demasiada oscuridad y dolor, pero a la mañana siguiente al abrir los ojos, todo se desvaneció, dejando en mí una sensación agria en el cuerpo que me hacía permanecer alerta. Tengo malos presentimientos, pero supongo que hay que ligarlos a los malos sueños de esa noche.

Me acerco a mi armario y saco el traje que tenía guardado para ésta ocasión. Es un traje de chaqueta grisáceo, con una camiseta rosa palo. ¿El porqué de mi nuevo atuendo? Bueno, hoy era el día del sorteo, y debo cuidar mi imagen como segunda entrenadora. Joven y elegante para permanecer en las sombras.

Seré segunda entrenadora, pero no tengo ni el privilegio para sentarme con el equipo, así que me resigno a quedarme más apartada, pero igual más cerca de la prensa. El sorteo se transmitirá en vivo y en directo al resto del mundo, y me aseguraré de que en algún momento las cámaras me capten y bueno, resurja de entre los muertos.

Dejo mi pelo azul suelto, saco un poco de maquillaje, y me dedico durante una media hora a borrar las marcas oscuras que adornan mis ojos, tratando de darme un poco de alegría en la cara. La noche me pasó factura y tengo que tomarme una pastilla para aliviar el dolor de cabeza que parece mortal.

Durante todo éste último año he tenido un constante dolor agudo en la cabeza que no cesó a pesar de las pastillas y el descanso. Con los meses aprendí a vivir con ello, pero desde ayer parece que se ha intensificado notablemente. Casi puedo sentir mi cerebro palpitar. Es demasiado doloroso, sólo espero que la pastilla me alivie un poco.

Una vez que estoy vestida, recojo un poco el lío que he formado en la habitación y salgo con la barbilla en alto del edificio. No es por sonar ególatra, pero me siento bastante poderosa, como si en éste traje y con este maquillaje pudiera hacer a cualquiera arrodillarse ante mí.

Siempre trato de hacer sentir a la gente respeto hacia mí, pero en el fondo hay siempre un sentimiento de terror escondido detrás de cada una de mis palabras, aunque hoy se siente diferente, como más libre, y más segura de mí misma. Aun estando más sola que nunca.

Llego a la sala de conferencias donde se realizará el sorteo, sin si quiera abrir la puerta ya escucho todo el ruido que hay de prensa dentro esperando para dar la gran exclusiva del torneo. Me fijo a mi alrededor y veo al equipo español en una esquina hablando con el entrenador. Que bien... ni si quiera me han avisado para llegar con ellos.

Mi estado de ánimo decae un poco al confirmar una vez más que el entrenador no me quiere para nada, que en su momento me quería utilizar como una jugadora más de su equipo y cuando me negué me dejó de lado.

Me coloco al lado de los jugadores forzando una media sonrisa, como si estuviera cómoda en estos momentos. Carlos me localiza en la lejanía, y mientras el entrenador sigue hablando de algo de unión y superioridad, siento como mi novio se acerca a mí y me coge suavemente la mano. La tiene un poco sudada, se ve que está nervioso.

-¿Estás bien? –me pregunta.

-Ajá. –le respondo seca, no admitiré en voz alta que me ha molestado que no me avisara para llegar con ellos. Lentamente suelto su mano y la llevo al bolsillo de mi chaqueta.

-No te has perdido nada interesante, sólo nos está recordando lo capaces que somos de ganar esto y nos está animando un poco. Nada que te interese a ti. –me cuenta, sabe que estoy molesta, pero no lo arregla.

Decido no responder nada más, y me alejo del círculo de jugadores. Alrededor ya se han amontonado otros equipos y disimuladamente paso una mirada por todos ellos. Los mismos ocho equipos que fueron invitados una vez.

Equipo Luz de Luna II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora