Eres mío

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No lo iba a permitir, de ninguna manera iba a dejar que eso ocurra.

¿Casarse con mi mejor amiga? Sólo a él se le podía ocurrir una locura como esa.

Había intentado persuadir a ambos y no lo había logrado. Mi última oportunidad estaba al alcance de mi mano y no podía dejarla escapar. No podía perderlo, no a él.

Me dijeron que era una maldita obsesión lo que tenía, y que seguro lo superaría al pasar la boda, pero estaba perdidamente enamorada de Peter, no podía imaginar mi vida sin él, y no estaba dispuesta solamente a que me cogiera y me dejase como si fuese una más de sus groupies que tanto odio, al igual que ahora odio a mi amiga por estar a nada de quitarme al hombre de mis sueños.

Lo llamé reiteradas veces a su casa, pero jamás respondió. No entendía por qué no quería hablar conmigo, me había dicho que me amaba y ahora todo había cambiado tan de repente.

Me subí a mi coche y conduje hasta su gran casa. Que me dejaran entrar en la zona privada, sería toda una aventura llena de mentiras, de convencimiento al personal de seguridad y de varios llamados más a su casa desde la cabina de entrada. Desistió cuando notó que no me iría hasta que hablara conmigo y accedió a que me dejaran pasar.

Cuando llegué hasta la entrada, estaba esperándome en el umbral muy tranquilo con una botella de cerveza en su mano y un cigarrillo en la otra.

Me bajé del auto apresurada. Su miraba denotaba cansancio, lo conocía a fondo, mucho mejor que la estúpida de mi amiga, ahora su prometida.

— Peter... —dije extendiendo mis brazos hacia él tomando su rostro entre mis manos y besándolo. Él se resistía a mis besos— ¿Por qué no contestabas? Estaba comenzando a preocuparme

— Iba a salir —dijo intentando esquivar más de mis besos— No entiendo qué es lo que haces aquí Jeannie

— Vine a verte, necesitaba hacerlo... —lamenté haber llegado hasta su residencia. Su humor no era el mejor— ¿Es una salida importante?

— Mi despedida con los chicos, pero nada de mujeres, sólo nosotros recordando los viejos tiempos de soltería —le dió un trago a su cerveza y relamió sus labios

Ese cuento de "sólo recordando viejos tiempos de soltería" eran promesas falsas de "cuando me case, seré fiel a mi esposa". Nada de eso ocurría con el matrimonio de sus amigos, menos iba a ocurrir en el de él. No iba a permitirle una vida de fidelidad.

Entré a su casa sin su consentimiento. Entró detrás de mí luego de cerrar la puerta, intentando comprender por qué
me tomaba tantos atrevimientos. Sabía mis límites de ética, pero estaba tan enamorada de ese maldito baterista que incluso olvidé cómo ser una buena amiga y no meterme con su prometido.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó después de mirarme de pies a cabeza

— Vine porque te he extrañado —lo rodeé por el cuello con mis brazos— Extraño muchas cosas de ti, Peter —no estaba interesado en lo más mínimo en todo lo que quería decirle para excitarlo. Sólo estaba inmutado, frío y distante

— Y... ¿Qué has extrañado? —el tono de su voz era sarcástico, odiaba que me hablara así

— Muchas cosas... tus besos —rocé sus labios con las puntas de mis dedos— Tu perfume —apoyé mi nariz en su cuello— Acariciarte —pasé mis manos por su chaleco y camisa hasta llegar a su cinturón— Tocar tu cuerpo... —lo apreté justo en su miembro con delicadeza

Se retorció incómodo luego de ese leve contacto.

— Y... ¿Has venido por algo en especial, o sólo porque extrañas verme, sentirme, besarme? —su ironía me molestaba, pero a la vez me encendía

🥀 Hotter Than Hell | Peter CrissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora