El tren ha desaparecido de nuestra vista. Katniss ha partido hacia un futuro incierto mientras nosotros sólo podemos esperar a que regrese sana y salva. Mi familia y yo acompañamos a Prim y su madre hasta su casa en un silencio apenas interrumpido por el bullicio de las personas que aún siguen fuera de sus hogares.
En años anteriores, a esta hora estaríamos aliviados por haber sobrevivido a una edición más de los juegos del hambre, todos nos íbamos para mi casa o la de Katniss para pasar un momento agradable dentro de nuestras limitaciones.
—Gale cárgame—Posy me saca de mis pensamientos, mientras estira sus pequeños brazos hacia mí. Me inclino un poco hacia ella y la subo en mis hombros.
Llegamos a la casa Everdeen, la última antes de llegar a la pradera. Me quedo unos momentos mirando en dirección a la alambrada y recordando que solo esta mañana Katniss y yo estuvimos recorriendo el bosque buscando nuestro sustento, se siente como si hubieran pasado años desde esos momentos y no solo unas horas.
Siento una punzada en el centro del pecho al recordar los infructuosos intentos por hacerle saber mis sentimientos. En mi mente se veía tan sencillo, las palabras adecuadas llegaban a mi mente y no el pobre intento de fuga que le propuse, es ahora cuando recuerdo el cómo procedí es que entiendo lo raro que debieron sonarle mis palabras.
—Gale hijo, te estamos esperando—dice mamá tomando mi brazo.
—En seguida voy mami—. Respondo desganado—. Solo estaba mirando hacia el bosque, es casi irreal que esta mañana Katniss y yo estábamos cazando y ahora...
Dejo la frase sin terminar. No me encuentro de ánimos para mantener una conversación sobre los últimos acontecimientos. Mi madre como es natural, lo nota.
—Hijo, sé que en este momento las cosas no salieron como todos queríamos pero no puedes perder la esperanza—dice mi madre en tono tranquilizador, ese mismo que usaba cuando la muerte de mi padre aún era reciente y el dolor amenazaba con paralizarme—. Katniss es la persona más valiente que conozco, después de ti; y ama a Prim con todo su corazón, ten por seguro que luchara con todas sus fuerzas para regresar. Pero nosotros no debemos darla por muerta sin haber empezado la competencia, si nosotros que sabemos su valía somos incapaces de creer en ella, que se deja para los habitantes del Capitolio.
Como siempre mi madre tiene razón. Lo que debo hacer ahora es mostrar esa misma confianza que quise transmitirle a Katniss en el edificio de justicia, da igual las habilidades que puedan tener los profesionales este año, ella lo logrará. Con este pensamiento en mente, me dirijo con mi madre al interior de la casa Everdeen.
***
Reviso las trampas que había dejado el día anterior y me encuentro con una buena recompensa. Cuatro conejos, dos ardillas y un pavo silvestre. Además recolecto la suficiente cantidad de verduras para comerciar y dejar algo para ambas familias. Con el botín en mano regreso al Distrito, hoy no he intentado cazar con el arco porque por primera vez desde que Katniss me enseñó a manejarlos, no puedo concentrarme. Por más que intenté dar con un objetivo, no pude y termine perdiendo parte de la mañana.
Después de vender buena parte de lo cazado en el quemador, me dirijo hasta la casa del agente de paz en jefe Cray para venderle el pavo silvestre. No me gusta tener que hacer negocios con ese tipo ni con ningún agente de la paz pero lo mejor para Katniss y para mi es tenerlos de nuestro lado. Cray abre la puerta y me saluda con su muy habitual gesto de suficiencia, como si me estuviera haciendo un favor por comprarme. Me trago el fastidio que siento por ese tipo vendo le saludo:
—Buenos días jefe Cray. Le tengo una entrega especial—le enseño el pavo. Sin siquiera mirarme, él cierra la puerta para luego regresar con el dinero en mano. Lo tomo y sin más el vuelve a cerrar y yo me largo de ahí. Muy pocas son las veces en las que me dirige la palabra cuando estoy solo. Por lo general tiende a tratar de entablar conversaciones con Katniss pero las respuestas escuetas de ella siempre lo hacen desistir aunque nunca pasa desapercibido para mi la mirada lasciva que le lanza, por eso jamás dejo que Katniss venga sola. Hay momentos en los que me gustaría dejar de comerciar con ese imbécil, en la veta es sabido que le paga a jovencitas para que se acuesten con él, lo peor es que las más necesitadas terminan sucumbiendo a sus chantajes.
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LAMENTO DE UN CAZADOR
FanfictionLOSJUEGOS DEL HAMBRE DESDE LAS PERPECTIVA DE GALE HAWTHORNE