||°•.༄⟶ Cap 6

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El tic-tac inevitable del reloj marcaba el paso del tiempo, anunciando la proximidad de un desenlace trágico

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El tic-tac inevitable del reloj marcaba el paso del tiempo, anunciando la proximidad de un desenlace trágico. Solo cuatro días separaban a Chaeyoung de la muerte, una realidad que él no podía permitir.

—Suga, hay algo que debo decirte—Pronunció con solemnidad.

—¿Qué cosa?—Inquirió él con expectación.

—Recuerdas que tenía que encontrar algo más valioso que el dinero—Le recordó ella con mirada intensa.

—Así es—Confirmó Suga.

—Pues lo encontré. Ese algo es un sentimiento y una persona—Confesó con determinación.

—Oh, eso significa que te podrás ir—Sugirió él, vislumbrando una liberación.

—No es tan fácil—Reveló ella con cautela.

—Ven, hay que escondernos—Dijo él mientras le tomaba de la mano.

—¿Por qué? Espera, ¿enserio puedo salir?—Cuestionó ella.

—Si—Contestó riendo—Solo que está la princesa—Añadió señalando hacia una figura distante.

—¿Te preocupa que nos vea?—Indagó.

—Algo así. La princesa es muy celosa—Confesó él mientras la acercaba con complicidad.

—¿Solo contigo, no?—Interrogó—Qué mal, porque le tiene que quedar claro: eres mío y de nadie más—Afirmó ella con una sonrisa seguido de un tierno beso—Creo que me deberías cambiar de celda, ese tipo me está matando mentalmente—Sugirió ella.

—Veré qué puedo hacer—Prometió Suga.

—Creo que ya es hora de irnos—Anunció ella.

—Sí, Chaeyoung. Una pregunta: ¿quién es la persona que te ayudará a salir de este tiempo?—Preguntó él con curiosidad, dejando entrever una sombra de preocupación.

Para secuestrarlo o tirarlo desde un barranco y así tal vez te quedes por más tiempo. Eso por un lado. Por otro, sería mejor para que sigas con vida.

—Sorprendentemente, esa persona fue quien conocí bajo la luna—Reveló ella.

Soy yo, no me puedo tirar de un barranco.

—¿Yo?—Expresó Suga, asombrado—¿Cómo lo sabes?

—¿Quieres saberlo ahora?—Insinuó ella, provocándolo.

—Me estás matando, mujer—Respondió Suga.

—Ah, no. Tengo frío—Cambió de tema ella.

—Oh, lo siento—Dijo Suga, mostrando su preocupación—Tenemos que entrar.

.

.

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—Bien—Se dio media vuelta—Descubrí que eras tú cuando hablé con la misma señora—Confesó ella.

—¿La que te trajo aquí?—Le preguntó Suga.

—Así es—Confirmó ella.

—¿Qué hace aquí?—Se cruzo de brazos.

—No me dio tiempo de preguntarle, verás...

—No me dio tiempo de preguntarle, verás

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