||°•.༄⟶ Cap 10

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La noche seguía envolviendo el palacio en una oscuridad mientras los guardias, ahora más numerosos, avanzaban hacia el cuarteto

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La noche seguía envolviendo el palacio en una oscuridad mientras los guardias, ahora más numerosos, avanzaban hacia el cuarteto. Jimin, Yoongi, Chaeyoung y la princesa Roseanne se preparaban para su última defensa, conscientes de que su vida dependía de un hilo.

Estando desprotegidos, se apresuraron para sostener las armas que se encontraban en el suelo, abandonadas por los guardias anteriormente lastimados.

El primer ataque llegó con brutalidad. Jimin, decidido a proteger a la princesa, recibió una estocada en el costado que lo hizo caer de rodillas. A pesar del dolor, levantó su espada para bloquear otro golpe dirigido a Roseanne.

—¡Jimin, por favor no te rindas!—Le gritó la princesa, quien con nada de experiencia manipulando armas, trataba de mantenerse con vida. 

Mientras tanto, Yoongi se defendía, siendo herido en momentos anteriores, las heridas en su brazo dificultaban cada movimiento. Chaeyoung, a su lado, luchaba por mantenerlo a salvo, en esas circunstancias, ya poco le interesaba su deseo de volver.

Chaeyoung, se colocó frente a Jimin y la princesa, blandiendo su espada con toda la fuerza que le quedaba. Sabía que no podrían aguantar mucho más, pero estaba decidida a proteger a sus amigos.

De repente, un grito resonó por encima del ruido de la confrontación. La reina, con una expresión de horror en su rostro, observaba desde una distancia segura. A su lado, el rey, imperturbable, dio una orden con voz fría.

—Acábenlos a todos. No quiero testigos—Para luego abandonar el lugar.

Los guardias, renovados por la orden de su rey, avanzaron. Chaeyoung, con un último esfuerzo, bloqueó un ataque dirigido a Jimin, pero no pudo evitar que otro guardia la hiriera en la pierna, haciéndola caer.

En ese momento de desesperación, la princesa Roseanne tomó una decisión. Con un grito de furia y dolor, se lanzó hacia el guardia que había herido a Chaeyoung, logrando derribarlo. Sin embargo, en su acto de valentía, ella misma recibió un golpe que la hizo caer al suelo.

—¡No!—Gritó Jimin, arrastrándose hacia ella a pesar de sus propias heridas—Roseanne, por favor contéstame.

—Jimin, c-creo que este es el final—Lo miró con sus ojos llorosos, mientras su herida era cada vez peor.

Jimin, con el corazón destrozado, se inclinó sobre ella, sus manos temblorosas acariciando su rostro pálido.

—No digas eso—Murmuró, su voz quebrada—Debemos sobrevivir, mi princesa.

Roseanne intentó sonreír, aunque el dolor era evidente en sus ojos.

—Aunque es lo que más deseo—Dijo ella, con su voz en un susurro—Hay cosas que no podemos controlar.

Las lágrimas rodaban por el rostro de Jimin, mezclándose con la sangre y la suciedad. Apretó con fuerza la mano de Roseanne, como si pudiera transferirle su propia vida.

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