.5 (xx) ~ entry boarding school diary v de viernes:

6 0 0
                                    

Un día volvía, este de entre los recuerdos recopilados en el diario de Marina Carmona, ese inconfundible cuaderno que revela más de lo que aparenta.

Un especial de Bravante en Halloween... y un cumpleaños muy... especial.

Finales del mes de Octubre, 2018.

Un día volvía a comenzar en Bravante, otro día, en otro tiempo, pero al fin y al cabo, otro día.

Nada interesante ocurría últimamente, en realidad, no era de interés para ella. Los escándalos y rumores en torno a sus compañeros terminaban por tratar sobre temas que ella sabía de sobra. Y esto, realmente le parecía un fastidio. Ningún chisme viejo, es agradable por más que intentemos adornarlo, se había dicho mentalmente.

El viernes lectivo había llegado a su fin, el día de brujas se acercaba, y aún no había aceptado la excéntrica invitación de Mauricio Acosta a su seguramente muy concurrida y estrafalaria fiesta de disfraces, era clandestina, todo iba a ser bastante... agradable.

Decidió acudir a su bien abultado diario, ese cuaderno que se hacía pasar por un material didáctico, y que la acompañaba año con año, siendo una compilación de anotaciones escolares, y un parteaguas de los eventos más picantes en Bravante; al menos de los últimos diez años.

Resopló, le parecía redundante pensar en la estructura social de un internado hoy día, había compartido habitación con casi todas las chicas de ahí, la organización habitacional cambiaba cada año, esto, según para fomentar la convivencia entre sus alumnos, tonterías, pensó Marina.

Conocer a todos en la escuela, jugaba con ventaja; si uno sabía manejarlo, pero al mismo tiempo le parecía abrumador, darse cuenta que lo que consideraba "su casa" era esa institución tan... aburrida.

Sabía los secretos más preciados de algunos, rió para sí, por voluntad propia del interesado o por coincidencia y mala suerte de este.

Carmona estiró su brazo hacia el cajón de su cómoda en la habitación, y palpó su interior, en busca de esa encuadernación, el emblema hecho a mano por la imprenta particular de Bravante, recordó, era imperdible, aún seguía preguntándose como es que todo era tan recto y frívolo al producir a gran escala ejemplares idénticos para todos los grados, conformando así, un ejército de cuadernos para todos los estudiantes.

Su ensimismamiento fue tal, que reaccionó tardíamente a una sorpresa... su cuaderno... no estaba en su lugar habitual...

Una palpitación que le siguió a una cadena de rebirbeteos en su interior, le indicó que comenzaba a entrar en pánico. Marina Carmona frunció el ceño, e intentó hacer memoria, ¿dónde había dejado su diario? Recordaba que lo había consultado por el olvido de una de sus contraseñas, el lunes pasado... de eso ya más de una semana...

Su pulso comenzó a acelerarse, y en vista de que su compañera Alejandra no se encontraba en la habitación, comenzó a revolver violentamente sus pertenencias.

Debajo de la cama, entre la ropa en el clóset, incluso en su maleta de viaje que había sido arreglada apenas en septiembre por el descanso de las fechas patrias... nada.

Estaba... perdida.

En realidad, no le preocupaban sus contraseñas o aparentes datos personales, el internet era apagado todos los días al anochecer, dejando a sus jóvenes compañeros sin más entretenimiento que la lectura de un libro... o los más audaces, que recurrían a reuniones clandestinas después del toque de queda, en el ala sur de Bravante, chicos y chicas, sin restricciones. No, nadie accedería a sus cuentas.

Su mente voló, y maldijo por lo bajo, había información... delicada... escrita ahí, recopilada ahí, robada... ahí.

Sí, comenzó a pasarse las manos por entre sus cabellos, el nerviosismo comenzaba a hacerse presente.

Hacía algunos años, cuando cursaba los últimos grados de la educación básica, había tomado prestado (robado-tomémoslo como sea), pensó, unas cuantas fichas como actividad de cierre. Un año terminaba, y Bravante con sus extrañas pero dinámicas actividades, recopilaba una especie de anuario... esa información... delicada.

Y eso, solo era la punta del iceberg, tragó saliva audiblemente, había mucha información... continuó pensando preocupada.

¡El diario había desaparecido! Volvió a revolver sus pertenencias, aún con más violencia.

—¡Marina!, qué tanto revuelves, ¡tonta! — propinó con burla Alejandra Medina, deteniendo en el aire la mano de Carmona, que comenzaba a temblar con mayor ímpetu.

En algún momento, de todo ese alboroto, su compañera de habitación había entrado.

Marina dió un respingo y escondió tras de sí la maleta vacía, sin nada más que el forro colgando de ella.

—Dime Alejandra — hizo una pausa —¿Alguien además de ti, ha entrado... a la habitación?

Alejandra Medina se sonrojó, de una manera tan repentina y violenta que Carmona pensó lo peor. Comenzó a hacer girones su ya desordenado vuelo de la falda, los cuadros verdes y azules se hacían cada vez más arrugados y poco elegantes. Sus ojos, castaños, bullían y su semblante era la contracción menos agraciada, los colores abandonaron su rostro.

Alita... pensó Marina, maldita fuera Alita...

Comenzó a hacer memoria... la semana pasada, Alita, Alejandra, la bruja frente a ella; le había hablado entre suspiros, diciendo que se mantuviera fuera de la habitación, que se entretuviera en la biblioteca, en los comedores, incluso en el jardín a la luz de la luna, había reído. Alita había traído a alguien a la habitación, pero... ¿quién?

Marina se acercó peligrosamente a Alita, y la tomó de entre sus solapas de la camisa escolar, arrugándola y llevándose de paso su pin de corazón, un símbolo distintivo de Medina.

—Y bien Alita, ¿alguien?— le miró a los ojos y bufó. —¡DIME! —propinó colérica.

A Medina, la cabeza le daba vueltas, ¿por qué de repente se preocupaba tanto por ese maldito cuaderno viejo? Era solo basura, pensó Alita.

—¡DIME! —le repitió furiosa Carmona.

Alita bajó la mirada, su rostro no podría haber estado más colorado, se sentía en la nubes de solo recordarlo...

—Gonzalo... —pasó saliva audiblemente, muy sonrojada —Gonzalo... Goitia —suspiró.

Marina, estás pérdida, pensó Carmona.



Como parte de un spin-off dentro de Bravante, este capítulo contiene a modos de explicación en el twitter oficial:  

@ohbravante (enlace que se puede encontrar en mi perfil). 

Internado Bravante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora