VI.

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Siendo empujado a la plataforma desde el vagón completamente lleno que había llegado de casa muy presionado por el hecho de que una nueva semana empezaba en la mente de Taehyung. Mirando a la ola de gente salir corriendo a
sus respectivas oficinas, todos con los mismos trajes, Taehyung se mezcló entre la multitud.

Los lunes en la mañana siempre eran depresivos.

No era que odiara su trabajo ni nada, pero el tomar un descanso de dos días realmente hacía más difícil el forzarte a volver a trabajar. Y encima de todo eso, el inicio de la semana laboral tendía a estar llena de reuniones, lo que lo hacía sentir más adormecido. Todos tenían que compartir su información e intercambiar opiniones de ida y vuelta, juntos, pero para el impaciente Taehyung, todo eso era solo un dolor en el trasero.

No era como si todos trabajaran con la misma motivación, después de todo, así que tenia sentido que todos trabajaran a ritmos diferentes. Para todos los casos que fueron capaces de programar sus ritmos y trabajar hacía una meta en común, también hubo momentos en los que todos se las
arreglaron para socavar uno al otro.

Molestaba a Taehyung cuando pensaba sobre como habría sido más provechoso a la larga para él visitar otra librería o dos en el tiempo que malgastaba en reuniones. Sin embargo, el sentía que Marukawa Shoten era una compañía con una ración relativamente alta de pensadores independientes; si no lo fuera, una persona
temeraria como él habría renunciado hace mucho.

Con la edad, él empezaba a ser capaz de mirarse desde un punto de vista objetivo. Mientras que sus mayores probablemente aún lo llaman "verde", sentía que se había desarrollado completamente.

Su yo adolescente probablemente nunca habría imaginado que sería capaz de colocar una sonrisa en las ventas de la manera en que podía. Él recogió el desayuno de una tienda de conveniencia y empezó a subir la colina ahora familiar que atravesaba todos los días. Pasó junto a un grupo de mujeres caminando a un ritmo suave y entró en el edificio principal a través de las puertas automáticas.

Dos mujeres con las caras perfectamente arregladas y ningún cabello fuera de su lugar, sonreían en la recepción saludando a aquellos que entraban, ya sean invitados o empleados. Pero, hoy, sus sonrisas parecían esconder algo.

—Ah. ¡Jefe Taehyung! Buenos días.

—Buenos días.

Las mujeres continuaron observándolo con una mirada que parecían querer decirle algo, y Taehyung sólo miró atrás con desconfianza. Tenía el extraño presentimiento de que había encontrado este tipo de burlas en alguna parte, muy recientemente, pero que no podía recordar dónde.

—Buenos días... ¿Tengo algo en la cara?

Él no podía dejar de preguntarse de donde ese "¡Ah!" de la mañana había venido. Cuando la curiosidad lo llevo a preguntar la razón, las mujeres trataron de aplacarse y poner su sonrisa normal.

—¡N-no! ¡No es nada!

Teniendo un extraño malestar que le recordaba a tener pequeños huesos de pez atorados en su garganta, recordó que no valía la pena presionar el asunto y dejo atrás el área de recepción sin hacer más preguntas.

Tomando lugar detrás de unos cuantos editores esperando a abordar el elevador, su aburrimiento crecía en el tiempo de inactividad y sacó su teléfono celular, checando los mensajes que había recibido. Y fue entonces cuando la conversación de los editores pasó a flotar en sus oídos.

—Hombre, no puedo superar esa foto que Jungkook nos mostró.

—¡Eso me marcó por completo! Fui eliminado de las horas extras, pero eso realmente me sorprendió.

El caso de Kim Taehyung. 🍁 KookV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora