𝐿𝒶 𝒟𝒾𝓈𝑒𝓃̃𝒶𝒹𝑜𝓇𝒶 | 𝕀.𝔸.𝔾

•UNO•

Tengo el poder de crear la vida que me merezco...

Altata Navolato, Sinaloa.

Camine descalza por la arena sintiendo la textura de esta en mis pies es lo mas placentero y relajante caminar por la playa en las mañanas mientras mi inspiración fluye, me senté en la orilla del mar, saque mi tabla con una hoja blanca, mi lápiz especial y comencé a trazar finas líneas sobre el papel.

Mire mi teléfono, era hora de ir a la empresa, guarde rápidamente mis cosas que utilizaba para crear diseños de moda. Corrí al interior de la casa, llegue al baño y me enjuague los pies desapareciendo cualquier rastro de arena.

Camine apresurada a la puerta principal haciendo que no mirara a mi gato hasta que soltó un fuerte maullido.

—¡Leo para que te atraviesas, no es mi culpa pisarte! me agache y bese su patita.

­Ahora si corrí como flash, tome las llaves de mi Audi y me monte en el.

Culiacán, Sinaloa.

—Gracias.— tome mi café de Starbucks y avance el carro ahora si rumbo a la empresa.

Si, bien voy tarde pero mi café nunca me puede faltar, es como mi combustible.

Estacione el carro tome mi bolso junto con el café y unas cuantas muestras de telas, me metí al edificio y salude unos cuantos empleados, tome el elevador con dirección a mi oficina.

—Diseñadora, ya llego Elsa la esta esperando en la sala de pruebas.

—Enseguida voy para haya.— entre rápidamente a la oficina y deje las cosas.

Recorrí los pasillos del gran edificio y encontré la sala.

—¡Ay Paulette, algo le falta a mi atuendo y no se que es!.— se quejo en cuanto me vio.

—Amanecimos bravas.— me acerque y salude de beso en la mejilla —¿Es de noche tu evento?.

—Si.

—No se diga mas, te diseño un abrigo.

—Me encanta, quiero que sea de piel de tigre blanco.

—Mujer de donde piensas que voy a sacar a ese animal.— reí

—Tu no te preocupes, mi esposo tiene le diré que ocupo uno y te lo mando— me dio un guiño

Elsa, mi mejor clienta, se caracteriza por sus extravagancias y por ser pareja de alguien pesado aquí en Culichi, era algo que no me extrañaba pues la mayoría de las mujeres que compran mis diseños son "Buchonas" y Elsa no era la excepción.

Salí de la sala de pruebas con dirección a mi oficina pues tengo que organizar unas cosas y ver unos diseños.
Al entrar a mi oficina me recibió ese olor a Ferragamo que lo caracteriza.

—Fidel ya se que estás aquí.— cerré la puerta y mire atentamente la oficina.

—Ya enserio, sal— dije sería.

—Nunca te puedo sorprender.— salió detrás de mi.

—Pues con ese olor que te cargas te descubres solo Fidelito.

—¿Apoco si huelo rico?.— mostró una sonrisa causando que sus hoyuelos se notaran.

—Hueles asqueroso.— camine a mi escritorio y me senté.

—A pero a las morritas como les gusta.

—Mas bien les gusta pero tus carros.— rodee mis ojos.

—Pero.