C a t o r c e

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Muchas veces era difícil saber lo que sentía.

No sabía si te odiaba por terminar conmigo, si te quería por todo lo lindo que pasamos juntos o si culparme por aún quererte.

Habían días en los que me levantaba con la peor de las actitudes. Mandaba a todos a volar. Así fueran buenos conmigo.

Yo quería estar sola. Y todos me acosaban con sus malditos "¿Estas bien?"

No. Claro que no estaba bien.

Ahora entiendo que lo hacían porque se preocupaban. Claro que en ese momento, me daban ganas de quitarles las cabezas.

También habían días en los que estaba feliz. Me levantaba del mejor humor del mundo y todos me miraban como "pobre, como aparenta felicidad"

Y entonces me ponía de mal humor. Porque no fingía, pero después de esas miradas, fingir era lo mejor.

Hasta ahora sonrió para ocultar cosas. No tanto como antes, pero sí para que los demás no vean como estoy. Eso no es algo que recomiendo. Me cuesta mucho admitir que hablar con alguna persona de mis problemas me ayuda. 

Siempre sucede que si empiezo a desahogarme no puedo parar hasta sacarlo todo y siento que, algunas personas cercanas, llegan a aburrirse de oírme. Para evitar complicaciones, es mejor no decir nada. O eso es lo que yo hago.

Yo creo que es mejor llorar hasta dormirse en casa y sonreír en la calle. A que te vean quebrarte en público.

Yo aplico esa ley siempre. Y siempre la aplicaré.

[Querido ex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora