Capitulo 4: Nos Volvemos a Ver

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Hay dichos de los abuelos que son tan ciertos, te cuidado con quien te casas porque no sabes si será tu verdugo, son muchos de las frases que se suelen decir aun hoy en día, Mashiro lo sabía, desde aquella llamada con Kenzo su paz se había esfumado, y esa frase tomaba fuerza aún más cuando miraba a su hijo, Kenzo fue su verdugo, ella no podía perdonarse todo lo que su hijo paso por su culpa, Mafuyu era tan pequeño cuando Kenzo lo golpeaba, seguidamente a ella una y otra vez.

-Mafuyu...-dijo Mashiro acariciando la cabeza de su hijo quien estaba sumamente dormido al lado de su novio quien se estaba comenzando a levantar -Oh perdón Uenoyama kun no fue mi intención levantarte.

-No descuide Mashiro san -contesto Uenoyama levantándose y acostando a Mafuyu en el mueble -hoy fue un día lleno de emociones y Mafuyu está cansado.

-Lo sé, supe que vieron a mi ex esposo -respondió Mashiro suspirando para luego ver a Mafuyu -supongo que, Mafuyu se quedó callado, él le tiene miedo.

-Lo sé, tuvo valor para hablar un poco -respondió Uenoyama conmocionando a Mashiro -Mafuyu le dijo lo que sentía y vivió en ese momento el sujeto solo se quedó callado, le advertí que se alejaran de nosotros y que la próxima vez yo llamaría a la policía si se acercaban o intentaban hacer algo.

-Gracias Uenoyama kun -contesto Mashiro llorando -Mafuyu a sufrido por mi culpa, soy una mala madre para él, mi pequeño Mafuyu soporto gritos y golpes de ese hombre y todo por mi culpa, Mafuyu sufrió tanto porque yo no tuve el valor de echar a Kenzo de la casa.

-No es fácil de eso estoy seguro -hablo Ue -usted es una buena madre para Mafuyu, él lo sabe, él es consciente de que tiene una madre magnifica como usted, nadie les volverá a hacer daño de eso téngalo por seguro -Uenoyama solo pudo brindar aquellas reconfortantes palabras, Mashiro agradecía una y otra vez a Dios por todo lo hacía con ella y su hijo, ella estaba agradecida con ese chico de cabellera negra, agradecida con Ritsuka Uenoyama.

Los recuerdos son aquellos que quedaran en nuestras memorias a lo largo de nuestra vida, son aquellas que nos llenan de sensaciones extrañas, miedo, nostalgia, alegría, tristeza e incluso la misma ira, los deseos represivos en el inconsciente queriendo salir y desatarse en el presente del ser humano en el que habita.

Casa de Uenoyama

-Ya llegué -dijo Uenoyama a lo que su hermana salió de su habitación para recibirlo - ¿Y Mama y Papa?

-Salieron a un evento del trabajo de mama -contesto Yayoi - ¿está más tranquilo Mafuyu? pregunto porque si estoy preocupada por él, me afligió verlo de esa forma.

-Son cosas que él debe procesar -hablo Ue tomando asiento en el sillón -creo que tomara tiempo para que el perdone a su padre, aunque lo dudo, Mashiro san está enterada de todo, el tipo se atrevió a llamarla a su trabajo pidiéndole que se reúnan ella, él y su esposa, ella realmente no quiere, pero lo hará porque quiere cerrar todo su ciclo con ese sujeto, por el bien de ella y el de Mafuyu.

-La violencia no lleva a nada bueno la verdad -dijo Yayoi viendo su teléfono -Mafuyu debe de estar asustado al ver a ese sujeto nuevamente, no culpo para nada realmente.

-Ni yo, pero por ahora solo quiero que el este bien -dijo Uenoyama, estaba angustiado, su novio la estaba pasando mal, él lo sabía muy bien, Mafuyu era fuerte, pero a su vez muy sensible ante una situación traumática como esa, por ahora lo que le quedaba era cuidar de Mafuyu.

En su corazón y su mente había tantas cosas, recuerdos, lágrimas y heridas muy clavadas, Mashiro Sato, una joven madre de 47 años, lo sabía muy bien, pese a querer hacer el bien para su hijo, no sabía cómo lo haría ahora con la aparición de Kenzo su ex esposo, ella era consciente de que ese sujeto quería algo de ella y de Mafuyu por lo que no se lo dejaría nada fácil.

-Nos volvemos a ver Mashiro -dijo Kenzo viendo a su ex mujer, Mashiro solo pudo suspirar y tratar de calmarse, encontrase con el sujeto que le hizo la vida imposible, con el que tuvo a su pequeño Mafuyu.

-Lo sé, después de tanto tiempo y tanto daño que nos hiciste -dijo Mashiro viendo con molestia a su ex esposo quien era acompañado de su nueva esposa -espero que tu esposa no sufra lo que yo sufrí.

-No te preocupes -dijo Hanami -Kenzo cambio mucho con el tiempo, la verdad venimos a hablar contigo sobre algo que queremos como pareja -Mashiro solo pudo ver con desconfianza a aquellas personas, ¿Qué era lo que ellos querían? Pronto lo sabría.

Habitación de Mafuyu

El joven de cabello naranja había despertado, no recordaba mucho de lo que había pasado el día anterior, sin embargo, no imagino que su novio estaba ahí, ¿a qué horas llego?

- ¿Uenoyama kun? –pregunto Mafuyu tallándose los ojos - ¿Qué haces aquí?

-Oh Mafuyu –dijo el chico acercándose al joven para luego tocar su frente –vine hace unas horas, ayer fue un día muy pesado para ti y tu madre me pidió que te cuidara, aunque también iba a hacerlo –contesto besando la frente de su novio.

- ¿Qué paso ayer? –pregunto Mafuyu no sin antes acurrucarse en el pecho de su novio –gracias por estar aquí conmigo, por cierto.

-Oye haría cualquier cosa por ti y lo sabes muy bien –contesto Uenoyama –en vista que si no te digo buscaras la forma de saber pues –suspira –ayer vimos a tu papa, bueno el llego donde nosotros –Mafuyu solo pudo congelarse, ahora se estaba acordando de todo, ese hombre volvió donde ellos, volvió a su vida, sin embargo, Uenoyama le abrazo con fuerza –no te preocupes, yo estaré aquí para ti amor, nada y nadie te hará daño nunca más, de eso tenlo por seguro –aquellas palabras eran cálidas como el verano, se sentía seguro de ello, seguro con su novio, seguro con Uenoyama.

Consultorio de Mashiro Sato

Las cosas se habían complicado, una discusión se había desatado, Mashiro no permitiría que ese hombre apareciera de la nada para tratar de "recuperar" el tiempo con Mafuyu, después de tanto daño que le hizo.

- ¡No te lo permitiré! –exclamo Mashiro muy enojada - ¡No te dejare acercarte a mi hijo! ¡a ninguno de los dos! ¡cómo puedes venir aquí a pedirme eso! ¡Mafuyu sufrió por tu culpa! ¡No puedo perdonarte eso!

- ¡Él también es mi hijo! –grito Kenzo siendo detenido por su esposa -¡Tengo mis derechos y veras que los hare cumplir! ¡Recuperare el tiempo con mi hijo! ¡Ya lo veras! ¡Nos volveremos a ver! –Kenzo solo salió de ahí junto a Hanami, ambos muy enojados, pues en parte sabían que eso podía pasar, pero, por otro lado, no iban a permitirlo, Mafuyu era también su hijo, y de alguna forma lo recuperaría.

Continuar 

El También es mi HijoWhere stories live. Discover now