26.- Perfume

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Guido Mista x Giorno Giovanna

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Guido Mista x Giorno Giovanna

Luego de haber cambiado cuerpos, Mista se había vuelto mucho más consciente de su aspecto y su presentación.

No olvidaba que Trish le había dicho que olía mal, y no podía permitir eso. Menos ahora que intentaba conquistar a Giorno.

Giorno siempre estaba perfectamente vestido, perfectamente peinado y siempre olía maravilloso.

Como su stand normalmente daba vida a plantas y cosas así, el aroma a flores era algo común en el rubio.

Esa mañana esperaba a que el menor llegara, listo para cualquier cosa. Había usado jabón perfumado, desodorante perfumado y un perfume para finalizar.

Giorno entró y pasó por el lado del pistolero, sintiendo algo extraño.

—Buenos dí... ¿Qué es ese olor?

—¿Uh? ¿Te gusta? Usé perfume —dijo Mista entusiasmado.

—Lo noté, es bastante cargado al pachulí... Pero hay otra cosa, huele como a una extraña mezcla. ¿Cuántos perfumes te pusiste?

—Ah... ¿Huele mal?

—Es... Abrumador... No en el buen sentido. Deberías usar solo un producto perfumado... O tal vez usar menos cantidad de cada uno.

—Yo... Entendido, Giorno. Te haré caso.

Al día siguiente probó usando solo el perfume, pero por supuesto, más cantidad para compensar lo que le había faltado. Esperó a Giorno ansioso y, cuando este llegó, lo vio hacer un gesto de llevarse la mano a la nariz.

—Veo que te decidiste por el perfume.

Mista asintió orgulloso y fue hasta su puesto, esperando que las personas llegaran a Giorno. Pasó un rato antes de que Giorno se pusiera de pie y se acercara a la ventana.

—Mista, creo que me tomaré el resto del día, si alguien viene, ¿puedes decir que estoy indispuesto? —pidió Giorno—. Me duele mucho la cabeza.

—¿Te pasó algo? ¿Estás enfermo? ¿Tienes fiebre? —dijo acercándose al rubio.

—¡No! —lo detuvo de inmediato alejándose de ahí hacia la otra habitación—. Solo necesito descansar un poco y tomar algo de aire.

Se retiró del lugar casi huyendo y Mista no supo cómo reaccionar. Tal vez Giorno se estaba dando cuenta de sus intentos por conquistarlo y quería alejarse de él a como diera lugar. Aunque Giorno no era de los que escondía esa clase de cosas, él se lo habría dicho de frente en vez de simplemente huir de la habitación. Suspiró con un puchero pronunciado y empezó a ordenar la mesa, volteando por accidente una taza con té que el menor tenía y mojándose por completo por intentar no mojar los papeles sobre el escritorio.

—Maldición, ahora voy a tener que bañarme de nuevo.

Terminó de limpiar y fue hasta el baño, donde se quitó la ropa mojada y se dio una ducha rápida, intentando quitar los restos de hojas de té y hasta no sentirse pegajoso.

El problema ahora era qué ponerse. Puede que hubiese ropa de recambio, pero estaría en la habitación que Giorno dormía.

Envolviendo su cadera con una toalla, fue en dirección a dicha habitación, donde entró con sigilo, esperando no despertar al rubio.

—¿Mista? —Bueno, falló—. Mista, ¿eres tú?

—Sí, Giorno. Lamento haberte despertado, estoy buscando un cambio de ropa.

—Me alegro...

—¿Uh? ¿Por qué?

—Fue tu fuerte perfume el que me dio dolor de cabeza, Mista... Sé que lo que Trish te dijo fue bastante acusatorio, pero...

—Giorno, no lo entiendes... Tengo que estar a tu nivel... Ah...

Rayos, se estaba delatando, a este paso Giorno se daría cuenta de que estaba enamorado de él.

—T-tú eres el jefe ahora, no puedes tener un subordinado directo que esté desarreglado o maloliente. Dañaría tu imagen y ya tuvimos que pasar por mucho para que pudieras llegar hasta aquí.

Giorno negó con su cabeza y se puso de pie, acercándose al pistolero. Pegó su nariz a la piel morena de Mista e inhaló con suavidad. Soltó un gruñido suave y levantó la mirada.

—Aún huele a ese perfume... No me gusta tu perfume. Me gusta tu aroma natural... Cuando estás limpio obviamente es agradable, pero el jabón y el shampoo no esconden tu esencia natural, que es la que me gusta —dijo llevando sus manos a la cintura ajena y pegó su rostro al cuello de Mista—. Ese perfume sí lo esconde. Siento que no estoy con Guido Mista, sino un pretencioso envuelto en pachulí.

—G-Giorno... ¿Qué haces?

—Busco a Mista entre toda esta mezcla de olores... Quiero a Mista. Ese aroma me hace sentir seguro.

Guido bajó los hombros, destensándose y sonrió. Rodeó los hombros del rubio con sus brazos y lo presionó un poco contra su pecho.

—Bien, prometo volver a ser el Mista que te inspira confianza, lamento haber intentado pretender ser alguien que siempre huele perfecto como tú. Yo solo quería llamar tu atención porque... La verdad, Giorno, tú... Tú a mí...

—Mista...

—Déjame terminar...

—Es que tu toalla se cayó.

Únicamente en ese momento Mista se dio cuenta de que aún estaba desnudo y todo se volvió mucho más incómodo. No quería recordar el día de su confesión de esta manera.

—¿Tienes algo de ropa por aquí que pueda usar?

—Sí, claro, en el armario —dijo Giorno separándose mientras cubría su mirada con sus manos y se apartaba del lado del más alto, esperando que este encontrara alguna prenda que ponerse.

Mista recogió la toalla y se dirigió al armario para buscar algo que ponerse. Tal parece, la confesión quedaría para otro día.

Flufftober (JoJo's Edition)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora