Capítulo siete

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-Marcus- dijo la castaña llamando la atención del anciano.-Hoy, lo haré hoy.-

-¿Hoy? ¿Estás completamente segua de ello Skylar?-

-Desde que entré a la mansión he estado días y días entrenando para esto, incluso cuando acabé en el horfanato durante los últimos 4 años, seguía entrenando día y día.-

-Lo entiendo Skylar, pero quiero que sepas bien a lo que te estás arriesgando, intentar que H.O.U.D.I.N.I te secuestre para ver quien está bajo el nombre de los criminales.-

-Por favor Marcus, soy Skylar, la suicida loca asesina que en dos segundos acabó con un horfanato entero, pued hacerlo.-

-No lo entiendes Skylar, esta misión es demasiado arriesgada hasta para ti, todas esas personas, las que forman H.O.U.D.I.N.I , están cada una de ellas igual o más preparados que tú, no sabemos si nos superan en número a toda la tribu, pero es obvio que al ir sola te superarán en número a ti, sin hablar de que no sabemos de que métodos de tortura disponen, he oído que tienen una nueva tecnología llamda electrodescargas, que consiste en unas máquinas que dan ráfagas de electricidad que te recorre todo el cuerpo, se crearon en el 1940.-

-Con o sin máquinas de tortura entraré y los mataré a todos, no lo verán venir, solo tengo que parecer vulnerable, me secuestrarán para tomarme como rehen, les diré que soy buena, pero no la mejor, no se creerán que una mejor estea tan débil y patética atada a una silla y con una mordaza en la boca llorando por su vida, diré que soy Yolanda, soy lo suficientemente patética como para llorar y suplicar, y lo suficintemente valiosa para ti como para pedir dinero a cambios de mi vida, o más bien, de la vida de Yolanda, sin mencionar que ambas tenemos rasgos parecidos, me pondré lentillas y listo, total, nunca nos han visto ni a mi ni a Yolanda en persona, tendrán meros datos como: Es de pelo castaño, o, tiene ojos negros, etc.-

-Bien, si lo que en verdad deseas es ser secuestrada por esos bárbaros, tendremos que ponernos en marcha, en los vestuarios, al lado del botiquin, hay pelucas y lentillas de colores y transparentes, también debería de a ver tacones, para igualar la altura de mi niñita, y deberías coger parte de su ropa en el armario, procura llevar chaquetas holgadas por si necesitas llevar armas, o walkie-talkies, y recuerda, mantén centrada a Dhalia, eres poderosa, lo sabes, ella también lo es, y también lo sabe, pero juntas, y con un objetivo en común, sois imparables.-

La pecosa asintió y subió corriendo aquellas escaleras de mármol blanco, las cuáles estaban exactamente igual que la primera vez que cruzó el gran portón.


Subió corriendo y cogió un conjunto del armario de Yolanda, era un vestido realmente hermoso de tonos mostaza, fijado al cuerpo, con una diadema gorda de terciopelo a juego y una chaqueta gorda con plumas blancas, la cuál rompió por dentro para hacer agujeros para meter armas pequeñas, unas gafas de sol anchas que no dejaban ver sus ojos verdes, unos guantes blancos que la hacían lucir más sotisficada, unos tacones blancos que en el interior  del tacón se hayaba un walkie-talkie, sí, los tacones eran muy altos, por último se pintó los labios de un color rojo caramelo.

Se sentía extrañamente ridícula, parecía que pasó de tener 18 a 45. No es que no le gustara usar vestidos o faldas, o ir elegante, pero ESE tipo de vestidos y faldas, y ESE tipo de elegancia definitivamente no era lo suyo.

Estaba por cruzar el portón, abriendo la puerta cuando una fuerte mano pálida cerró lo ya abierto de golpe, haciendo que el sonido hiciera eco por todo el salón.

-No.-

La chica de ojos verdes giró su vista hacia el dueño del fuerte brazo que la impedía salir. Por un momento pensó replicarle, insultarle y gritarle por simplemente acercarsele, pero luego recordó que venía vestida como Yolanda y pensó, vamos jugar con el pequeño Luke.

-¡Lukiiii! ¡Dios mío cuánto ha pasado desde que no hablábamos! Ay no espera que fue ayer, jajaja, tonta de mí, oyeee, Lukii, ¿No me dejarías pasar o sí?-  Dijo ''Yolanda'' pasando un dedo por la camisa del pelinegro.

-No finjas mocosa, sé que no eres Yolanda, quizás por estética has dado el clavo, pero vamos, solo con acercarme a ti ya reciende un olor a shampoo de coco y a colonia de vainilla, sin hablar de que se Yolanda se pusiera esos tacones mediría mínimo dos metros, en cambio tu no pasas del metro ochenta, más o menos la altura de Yolanda. Tengo que admitir que me sorprendes, sabía que estabas loca, lo que no sabía era que lo estabas por mi.-Dijo el pelinegro mirando a la mano de Skylar, la cuál seguía en el pecho del recién nombrado.

Skylar retiró la mano rápidamente para acomodar bien sus gafas de sol.

-Que me haya sorprendido no significa que no me haya gustado, mocosa.-

-Dios, eres tan patético, en verdad  crees que yo ligaría contigo si no fuera para engañarte, hacerme pasar por otra persona o mínimo algo que tenga que ver con el trabajo, no me hagas reír Rogers. Ahora, déjame pasar.-

-¿Por qué debería? ¿Crees que no sé a donde vas?-

-Me importa muy poco si lo sabes o no, y pareces no conocerme lo suficiente como para saber que no te estaba pidiendo permiso. Ahora, si me disculpas, hay un lugar en el que debo estar.-

La pecosa pasó por debajo de su hombro abriendo la puerta rápidamente saliendo del lugar.

-Oh no lo creo pequeña mocosa, no lo creo.-

Dicho esto el ojiazul salió de la mansión después de la recién nombrada para esconderse en la parte trasera de su Porsche 911 blanco.

La chica se adentró en el asiento del piloto para comenzar a conducir.

Después de aproximadamente unos 20 minutos llegaron a un mercado en la calle de venda de armas, droga, prácticamente un mercado ilegal, pero lo que más le intersaba a ''Yolanda'', eran las bolsas Dior, Gucci, Prada... robadas. Obviamente el objetivo de Sky no era comprar bolsas de marca robadas, si no llamar la atención de los compradores ilegales de por allí, no sería dificil llamar la atención, y seguramente si H.O.U.D.I.N.I es un negocio grande, es probable que algún integrante de esta también se encontrara comprando.



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