Capítulo tres

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Corría por la acera sin parar, lo más probable es que ahora la policía me esté buscando, obviamente con razón, le había clavado un par de jeringuillas con lo que parecía ser sedante a una enfermera que solo hacia su trabajo, no sé qué me pasó, era como si no pudiera controlar mi cuerpo. O mejor es por la confusión, la muerte de mamá no ha sido fácil de digerir.

Vi una cabaña a lo lejos del camino por el que corría, parecía una cabaña de alquiler, no estaba tan mal para estar abandonada y estaba alejada del centro de la ciudad, podría pasar ahí la noche y por el día buscar a ese tal Marcus.

Intentaba dormir pero mi cabeza seguía pensando en aquella voz a la que había escuchado, quizá solo había sido imaginación mía, quizá solo era que me volvía loca.

La voz volvió a hablarme una vez más.

~ Quizá tengas razón, solo soy algo de tu imaginación, y puede que termines volviéndote loca, pero ¿Que acaso si soy de tu imaginación no soy real?Soy tan real como tú, y como la enfermera a la que dejaste inconsciente y agonizando. ~

Seguí hablando con esta voz hasta las tantas de la noche, me di cuenta de que no era solo una voz, había varias, una por cada emoción, podía aprender a controlar las, o si no ellas me controlarian a mi, la más común era la emoción del odio e irá, la emoción sádica, a esa la he llamado Dhalia, como el caso del asesinato, la emoción de la tristeza ya ha salido, salió solo una vez en mi vida, y fue cuando me enteré de lo de mi madre, a esa la he llamado Isis, la de la alegría no existe, Dhalia dice que todas existen, pero estoy seguro que no, nunca he sido alguien alegre, ¿Porque lo sería ahora? A ella la he nombrado como Helem, ya que en árabe significa Silencio, que es lo que ella haría a partir de ahora en adelante, ocultarse y demostrar que lo único que sabe hacer, es guardar silencio.

Por ahora solo he aprendido a identificar a esas tres, Dhalia, Isis, y Helem. Según Dhalia, ahí dentro, en mi cabeza, hay millones de voces más, unas más poderosas que otras, y que con el tiempo, hay dos opciones, o que matara a todas ellas, o que aprendiera a abrirme, y que la cantidad aumentara.

Pero no me preocuparia por ello, me preocuparia por Marcus, solo se su nombre y su apellido, no sé dónde vive, quién es, cuantos años tiene o que tiene que ver con la muerte de mi madre,o en que me puede ayudar, y por su puesto, en que me debería ayudar, ¿Acaso mi madre sabía algo sobre las voces y no me lo había dicho? ¿Quizás había estado investigando sobre eso? ¿Quizás por eso la mataron? Porque estoy segura de que la mataron, ella estaba en perfecto estado antes de los cambios en mi, yo también los había notado. Espera, y si ¿Yo la he matado?.

Las voces en mi cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora