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Aquella noche hacía más frío de lo usual. 

En otras palabras el clima estaba bastante raro.

Muichirou se dio cuenta fácilmente por el tono opaco de las nubes. Estás no se movían con sutileza, estaban borrosas como los vidrios al caer una gran lluvia.

No encontraba alguna figura que le gustaba. Todas estaban dispersadas como si quisieran de repente desaparecer.

—¡Tokito! —la voz de alguien le hizo observarle. Era Rengoku.

Automáticamente le parecía que su voz era muy agradable.

Su cabello tan alegre le recordaba a esos lugares donde vendían dulces de todo tipo.

En ese momento no se dio cuenta pero tuvo un mal presentimiento. Una gran tristeza inundó su ser.

Aquello le hizo fruncir el ceño un poco. No entendía.

Kyojuro se quedó a su lado sin decir nada. Parecía que su intención era únicamente hacerle algo de compañía.

—Aunque no lo parezca me gustan los días lluviosos.

Ese comentario solo le hizo volver a mirar el cielo.

El cielo volvía a oscurecerse.

Realmente nunca tuvieron una conversación. A veces el más alto decía comentarios respecto a cosas que vio en una misión o de los demás pilares.

A pesar de eso Muichirou solía escucharlo. Tal vez era por su manera de ser tan animada que le era inevitable prestarle atención.

Así transcurrieron los días hasta que uno de esos no pudo disfrutar más su compañía.

Aquella tarde era como si alguien tomara su corazón y lo apretara sin piedad alguna. Siempre estuvo solo, le era mejor ser así.

No era consciente de que aquello le afecto rotundamente.

No era consciente de que aquello le afecto rotundamente

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—Hermano... ¡Hermano! —la voz de Yuuichirou le hizo abrir los ojos. —Por fin te despiertas, vamos. Tenemos que seguir.

El cielo estaba hermoso ese día. Podía sentir los rayos del Sol acariciarle.

Se levantó ya que seguramente su hermano lo regañaría.

Continuaron con su trabajo de recolectar leña. 

Yuuichirou se encontraba algo decaído. Su madre decayó por una enfermedad. 

Su progenitor consideraba salir a conseguirle alguna medicina esa noche.

Esa noche Muichirou estaba inquieto.

Sentía que algo iba a pasar.

En su futón al lado de su hermano empezó a moverse intentando volver a dormir pero no lo lograba.

Quedó de lado mirando a su hermano. Buscó de alguna manera tomar su mano.

Esta acción hizo que se despertara.

—¿No puedes dormir? —negó con la cabeza. —Yo tampoco, estaba pensando.

—¿Crees que papá tarde mucho en llegar? —el sonido de los truenos tan cerca le hizo abrazar a su hermano.

Pasaron unos segundos en silencio. Solo se podía escuchar la fuerte lluvia.

—Espero que sí.

Al pasar los minutos y no sentir como su hermano se movía pensó entonces que se quedó dormido.

Movió con cuidado su cuerpo para entonces poder dirigirse a la ventana más cercana. 

Se perdió tanto en sus pensamientos que olvidó que iba a verificar que su madre estuviera bien.

En efecto le escuchó acercarse y le pidió un poco de agua.

Estuvo a su lado por un buen rato. Tanto así que perdió la noción del tiempo.

—Mamá, vas a recuperarte pronto. —susurró buscando reconfortarse colocando su mano sobre la de ella.

Sus ojos empezaron a sentirse cansados. 

Al despertar Muichirou sintió como sus mejillas estaban húmedas. Tuvo dos sueños de cosas que sucedieron en el pasado.

Cuando se incorporó en la cama limpió su rostro.

Estaba en la enfermería, Shinobu le dijo que por el entrenamiento iba a revisarlo y debía descansar.

Pronto las tres niñas fueron al verlo. Se alegraron de que estuviera mejor.

Sin embargo su gesto algo decaído les preocupó.

—No se preocupen, tengo que seguir con el entrenamiento. Tomioka seguro ya debería haber empezado.

El pilar del agua era el que se estaba encargando de dar las clases en lugar de Tokito. Todo gracias a las palabras del joven Kamado.

Al levantarse se despidió de las niñas acariciando su cabeza.

Ellas se sonrojaron y sonrieron muy felices.

Al llegar a su finca vio como los cazadores se tensaron al verle llegar. 

—Es bueno verte de vuelta. —dijo Giyuu de manera neutra.

—Gracias. ¿Cómo te fue? 

—Pues bien, la verdad ya entiendo porque eres tan estricto con ellos.

—Puedes quedarte un rato si quieres. No tengo problema.

El de haori de dos patrones se quedó callado. 

—Está bien.

Si con solo un pilar la clase era difícil, con dos sin duda sería todo un desafío.

Tomioka estaba feliz aunque no lo demostrara. Siempre quiso hablar más con Tokito.

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Creo que quiero escribir un capítulo más con los pilares que faltan

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Creo que quiero escribir un capítulo más con los pilares que faltan. 

No consideraba hacer este libro con muchos capítulos, solo lo necesario para desquitarme JAJASD

𝐵𝑒 𝑘𝑖𝑛𝑑 ¦ Muichirou TokitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora