El Héroe Nacional

Primer día

Un sonido alarmante lo despertó, abrió los ojos de golpe y buscó aún adormilado su celular para apagar la alarma.
Una vez silenciado el molesto pitido se quedó sentado en su cama, viendo hacia la nada, esperando que su cerebro reaccione al igual que sus ojos, soltó un enorme bostezo y comenzó a estirarse.

Se dirigió a su baño para lavarse la cara y alistarse, al tocar el agua, no tuvo necesidad de echársela en la cara, ¡estaba helada! Un escalofrío lo recorrió por todo el cuerpo e incluso lo hizo despertarse, tomó valor y se dispuso a lavar su cara con esa agua tan helada. Mientras se secaba un aroma rico comenzó a invadirlo, su mamá estaba haciendo el desayuno.
Procedió a cambiarse y salir al comedor.

- ¡Buenos días! ¿Qué tal dormiste? - preguntó su mamá desde la cocina con un sartén en la mano.

- Bien... Es hoy... - respondió con la mirada perdida en su taza de leche.

- ¿Hoy? ¿Hoy hay algo importante? - respondió su mamá fingiendo demencia.

- ¡Mamá! ¡Hoy empiezan los cursos! - respondió Otabek alarmado, a lo cual su mamá soltó una enorme carcajada.

- Sabes que me gusta molestarte - lo empujó un poco con la cadera mientras le servía el desayuno en su plato - ¿Estás nervioso? - Otabek asintió mientras daba su primer bocado - verás que te irá bien, tu entrenador me marcó, dijo que nos alcanzaría allá, él se encargará de terminar de inscribirte y saber el temario de los cursos.

Otabek asintió. El desayuno continuó normal como siempre, Beka se terminó de alistar y preparó una pequeña maleta, donde llevaba sus patines, ropa de entrenamiento y demás. Ambos tomaron un taxi, le dieron la dirección del lugar en cuestión y partieron. Mientras viajaban al lugar, Otabek aprovechó para ponerse sus audífonos e ir escuchando música mientras veía el paisaje, cerró los ojos por un momento y el recuerdo de anoche regresó, volvió a sentir las vibraciones de la música y esa corriente eléctrica por todo el cuerpo.

Salió de sus pensamientos cuando el auto se detuvo, se quitó sus audífonos y ambos bajaron con cuidado junto con las maletas y... Ahí estaba...

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- Era una construcción grande, podría jurar que al menos era la mitad de un estadio. De esos que se usan para las inauguraciones de los juego Olímpicos o tal vez solo era un tercio. Para un niño de 13 años era un lugar muy amplio y recuerdo muy bien qué en la parte de arriba había una escultura de unos caballos y más enfrente se encontraba una fuente.

- ¿Qué sentiste de estar ahí? ¿Pasó algo o viste algo que te llamara la atención?

- Puedo decir que todo, para entrar había que llenar un registro, no recuerdo en realidad lo que solicitaban, mi entrenador se encargó de eso y mientras lo hacía, me dejaron entrar al edificio. Estaba la recepción del lado derecho y luego seguía un pasillo, caminabas y te llevaba al lugar donde te entregaban los patines, a la izquierda estaban los vestidores y por una puerta del fondo podías llegar a la pista.

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Siguiendo las indicaciones recibidas por el staff del lugar, llegó a la pista de hielo, el clima cálido había sido reemplazado por el frío que la misma pista desprendía. Había algunos niños de su edad y también pequeños, los cuales estaban dando vueltas por la pista, brincando o simplemente paseando.

Otabek sacó sus patines y se los comenzó a poner, no se sentía tan incómodo, acostumbraba a estar solo la mayor parte del tiempo, el único que le hacía compañía era su entrenador y en ocasiones, cuando salía temprano del trabajo, su madre, pero el resto del tiempo patinaba solo.