Nada dura para siempre

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Había transcurrido medio mes o quizás un poco más y aunque su entrenador juraba que estaba mejorando, Otabek seguía en su necedad de que no era así.
Su primer año como Junior se estaba viendo presionado por el ritmo del entrenamiento ruso y es que a pesar de admirar a Yuri y tener el apoyo tanto del entrenador como de su madre, sentía que no estaba dando el ancho.

– Lo voy a dejar. – Ese comentario hizo que la pequeña Mila escupiera su jugo.

– ¡¿Estás loco?! ¡Llevas un gran progreso!

– No... No es verdad además, el ballet me está matando... No es lo mío...

– ... Otabek, si no fuera una dama, estarías suplicando porque te suelte el brazo, pero me limitaré a no hacerlo. ¡No puedes dejar el campamento de la nada! Si quieres dile a tu entrenador que te saque de la clase de ballet, pero no puedes dejar el patinaje.

– Es una buena propuesta pero... No puedo, tal vez no fue buena idea inscribirme en esto, quiero decir... – se quedó pensando unos minutos – No puede ser la única manera de que el patinaje salga bien ¿O si? Tengo entendido que el ballet no es lo único que te puede hacer patinar correctamente...

– ¿Te refieres a que el ballet es una de tantas opciones para mejorar tu patinaje? – Beka asintió – Bueno yo solo conozco esta... Y sinceramente le da cierta elegancia... Pero ¡Hey! Si descubres otra manera, no dudes en avisarme. Entiendo que las clases pueden ser duras, pero todo es por una buena causa. Insisto en qué debes hablar con tu entrenador. Y con tu mami, claro está.

El día transcurrió de lo más normal, sufriendo por los estiramientos y mareándose por las piruetas que debía practicar, que aunque fueran las más básicas, no dejaban de revolverle el estómago.

– Bien chicos, practiquen un poco en lo que regreso, debo ir a dejar unos apuntes – avisó la profesora mientras tomaba sus cosas y salía.

Mientras Beka intentaba bajar su torso hacia su pierna, la cual estaba apoyada en el barandal, notó cómo unos piecitos se asomaron por debajo de él, cuando enderezó el rostro se encontró con Yuri mirándolo fijamente.
Otabek de inmediato al cruzar miradas con el rubio, sintió sus mejillas arder levemente, así se quedaron un par de minutos, hasta que el ruso decidió romper el hielo.

– Lo estás haciendo mal. – Beka lo miró extrañado, Yuri torció los ojos, se acercó más a él y le enderezó la cabeza y los hombros – Me refiero a esto, debes estar derecho y la rodilla estirada o el ejercicio no servirá, es por eso que no has progresado.

– Bueno... Realmente nunca tuve mucha elasticidad como tú.

– Si no prácticas los estiramientos fuera de clase, entonces no progresarás...

Hubo un silencio, Beka pudo jurar que fue algo incómodo, pero fue interrumpido por la delgada pierna de Yuri recargarse en el mismo barandal, a menos de un metro de él.

– Intenta seguirme y... No olvides exhalar cuando te agaches. – Dicho y hecho, Beka trató de imitar los movimientos del contrario, eran suaves, ambos inhalaban y exhalaban para lograr mejor precisión. Aunque a Otabek no le salía tan perfecto como a Yuri, al menos ya no le costaba tanto trabajo. – Escuché que quieres dejar el curso. Te diré algo, ve y haz lo que quieras, pero que el no poder hacer ballet no te impida seguir patinando.

¿Mila le habría dicho que quería dejar el deporte? No pudo ni responder cuando el menor bajó la pierna y se fue al otro extremo del salón.
Eso sólo le confirmó que Yuri realmente no era malo, a pesar de lo que había vivido, aún conservaba cierta gentileza dentro de esa coraza y lo comprendía perfectamente, él también hacia lo mismo.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2021 ⏰

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