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Kang Yeseo

Yeseo ahogó un grito en su almohada bajo la mirada de Chaerin, quien esperaba que su amiga finalmente hablara sobre aquello que la había mantenido tan distraída durante todo el día

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Yeseo ahogó un grito en su almohada bajo la mirada de Chaerin, quien esperaba que su amiga finalmente hablara sobre aquello que la había mantenido tan distraída durante todo el día.

Su rutina fue algo extraña ese día. Normalmente solían irse juntas de la escuela e ir a cualquier lado menos a sus casas, sin embargo, aquel día Yeseo le había pedido que le esperara un rato mientras iba a ver algo. Cuando volvió andaba más ansiosa de lo normal, pensaba que podría explotar en cualquier momento.

—Suéltalo, ¿Qué te pasó esta vez?

—Park Sunghoon, eso pasó. —Yeseo levantó su cara de la almohada y se sentó sobre la cama. —Resulta que el muy inútil dejó una carta en mi casillero diciendo tonterías de que le gusto o algo así, tuve que rechazarlo cuando apareció en el jardín de la escuela, ¡¿y sabes que es lo peor?! El inútil tiene el descaro de enojarse porque lo rechacé, "Nidii richizi i pirk singhiin", ¡Dime quien hace algo así!

Balbuceando cosas sin sentido, Yeseo tomó la almohada, azotándola repetidas veces contra la cama mientras Chaerin la veía con una sonrisa.

Conocía al chico, todos lo hacían en realidad. No era tan malo como parecía o así le había hecho creer.

—Yeseo querida, ¿Sabes cuantas chicas darían todo por estar en tu lugar? Te golpearán si saben que rechazaste a Park.

Era cierto, Yeseo estaba consciente de eso y probablemente sería el chisme del mes en su escuela.

Ahí fue cuando cayó en cuenta de que sería la portada de la revista, la noticia de última hora, simplemente el centro de atención.

No es como que lo odiara, pero la razón por la cual lo sería le daba razones para hacerlo.

—Ush. —resopló haciendo que algunos cabellos entraran a su boca. —¿Sabes qué? Faltaré a la escuela, ¡Sí! Eso haré.

—No puedes faltar, tus padres no te lo permitirán.

Tenía un punto a favor, y cuanto odiaba eso.

No debía ser tan malo, probablemente ni siquiera recordaría quién es, ¡Sí eso pasará! Así podrá vivir tranquila y él no le molestará y ella seguiría con lo suyo y él...

—Él va a destruirme. —nuevamente, soltó un grito ahogado en su almohada.

—Ya, deja de exagerar. —intentó calmarla, pero solo recibió una mala mirada de parte de la castaña. —Si nota que te fastidia lo hará con mucha más ganas.

—Y si ve que me da igual lo hará de todas formas.

Conocía el juego de Sunghoon. Bueno, no tanto ya que solo había escuchado rumores y chicas llorando en el baño mientras lo maldecían, pero hey, todos estaban de acuerdo en que lo único que hacía era romper corazones y si no lo lograba, irrumpir en sus vidas.

Una vez una chica lo golpeó porque la besó durante un ensayo improvisado de teatro, fue algo leve pero lo que le pasó a ella no lo fue. Sunghoon se dedicó a hacerle la vida imposible, consiguiendo así que ella misma se destruya.

Sus juegos no fueron tan crueles, pero el odio de la chica fue tan grande que un día frente al director le empezó a golpear y decirle cosas hirientes que claramente no le afectaron. No fue expulsada pero como faltaba un día para la fiesta de fin de año, tuvo prohibido ir.

Y pues, casi todas las chicas sueñan con ir a ese baile y pasar una estupenda noche, incluso si se celebra cada año.

—No sé, intenta hacerte su amiga. —odiaba su actitud a veces. —Si no puedes con el enemigo, únete a él.

—Si es que no acaba conmigo primero.

—¡Yah! Sé que podrás con lo que sea que vaya a pasar, y si no, al final del día estaré aquí para consolarte. —mostró una sonrisa.

Su sonrisa era simplemente encantadora. Se adaptaba a cualquier tipo de situación, en este caso, era reconfortante.

Era envidiable, pero ella tenía la suerte de ser su amiga.

—Aish, a veces te odio pero sé que tienes razón. —se levantó para ir donde ella, tirándose encima tal como niña pequeña junto a su mamá. —¿Me darás jugo de naranja?

—Todos los días hasta la tumba si es necesario.

Sí, por más que diga que la odia en verdad la amaba. Su amistad valía oro y aunque a veces sentía que estaba con ella por pena, son pensamientos que decide ignorar para poder disfrutar el momento.

La verdad era que su mamá fue quien las hizo cercanas. Hubo una época en donde Yeseo era la nueva estudiante y estuvo todo un mes sin hacer amigos, por lo que su mamá un día a la salida le habló a una niña cualquiera para que se le acercara a ella, fue así como Chaerin le habló.

Nunca se enteró realmente de lo que pasó detrás de eso, siempre tuvo miedo de ello y era su peor pesadilla, pero con el tiempo aprendió a aprovechar las oportunidades.

—Gracias. —soltó al aire en un susurro casi inaudible.

—¿Qué dijiste? —preguntó confundida.

"Nada, nada". Una respuesta típica, sólo por inseguridad.

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no hay mucho que decir 👀
pero espero que les esté gustando
💞✨

𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘 › sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora