Adiós tranquilidad

153 10 0
                                    

Pasadas sus ya muy febriles noches, la estrella de la mañana renació en el horizonte provocando al rubio abrir el ojo por los rayos que se colaban por la ventana, estirándose para desentumirse el cuerpo y suspirando con pesadez para renovarse los pulmones; sonrió al encontrarse a su diestra a un azabache de cabello desordenado, espalda descubierta y boca hacía la almohadilla no tardando en subirse al dorso de aquel moribundo, abrazarle desde atrás y comenzar a besar ese pabellón de manera húmeda y sin vergüenza.
El menor abrió un ojo con esfuerzo, quejándose suavemente y disimulando la sonrisa.

-Por favor...ya no puedo...quiténme a este...enfermo- Decía Loki de manera aletargada mientras el rubio comenzaba a reír pero sin separarse de esa oreja. -Tengo hambre...estoy cansado...estoy...sediento...tengo sueño, ya no puedo...-.

-Mhjm ¿Y si te hago el desayuno?-.

-¿Quieres quemar toda Asgard?-.

-Si me ayudas, solo quemaré la cocina-.

-¿Y no podemos esperar a que alguien nos traiga el desayuno?-.

-Si es así, nunca podré hacerte nuestro primer desayuno post sexo-.

-¿Es eso o quieres hacerlo sobre la mesa de la cocina?-.

-Am...je-.

Esta vez Loki no pudo evitar reír un poco, comenzando a levantarse haciendo que el mayor se apartara por inercia para dejarle hacerlo con libertad; se sentó en la cama, bostezó, se estiró y se quejó un poco por los estragos en su cuerpo a causa de la riña caliente. El sexo si relajaba y hace feliz a quien lo practica, pero, nadie hablaba de los efectos secundarios y segundo, hacerlo con un dios, era otro nivel; y vaya nivel, ya que este dios al parecer no resultaba en agobio.
Al levantarse de la cama, se estiró aún más dejando una linda imagen de su redondo y bien formado trasero y de la tensión de sus músculos a causa del esfuerzo, caminando flojamente hasta la habitación de baño para poder asearse y despojarse un poco del estado catatónico; pero si, no lo negaría, se sentía delicioso y le traía la remembranza de lo mal que se habían portado.

-¿No vas a acompañarme, cielo?- Dijo lo suficientemente alto como para ser escuchado, haciendo al mayor levantarse de golpe de donde reposaba, enredarse en las cobijas y tropezar un poco pero, no cedió, no dejaría pasar la oportunidad de volver a estar con su ojiverde.

.......

El Rey sentado en la silla con su título y el príncipe a su lado disfrutando de aquel desayuno improvisado. Reían de cualquier cosa y hablar de lo mismo no era la excepción, ahora pareciera que el tiempo si se detenía a su alrededor porque ya nada importaba, solo ellos y el inmenso amor que emanaban.

-Par de tortolos, al fin se dejan ver- Dijo Frigga entrando en la habitación acompañada de su esposo y una quisquillosa serpiente que se arrastró a gran velocidad debajo del comedor hasta donde su padre, enredandosele en el cuerpo hacia a su mejilla y así invadiendola de suaves arrumacos y pequeños besos.

-Uy mi amor, precioso; ¿Quién es el más guapo aquí? Tú, siiii, tú mi amor divino, ¿quién te ama más que yo? Nadie, mu mu mu- El Rey habló con voz melosa para el reptil quien no dejaba de restregarsele; estaba tan acostumbrado a dormir con su padre, que cuando este pasaba la noche lejos, era un tormento. Pero no se pueden mostrar cochinadas a los niños.
Loki se puso de pie para recibir a su madre con un gentil beso en la mejilla, mientras que Thor, algo torpe por la mamba que no le dejaba moverse, saludo al Padre de Todo. Juntos, como familia, tomaron asiento, siendo los antiguos reyes atendidos por la servidumbre y admirando el brillo en los ojos de sus hijos.

-Al fin, un desayuno como familia- Reclamó la rubia para beber de su copa.

-Je, madre, no hemos dejado el Palacio- Dijo Loki algo apenado por aquella mirada que se le dedicaba, una de esas donde las madres quieres saber "el chisme".

-No, pero vean como lo han dejado ustedes- Si, así era; pensando que pasarían desapercibidos con sus prácticas coitales por todo Palacio, pero no, no fue así. Al azabache ya no le quedó de otra que desviar la mirada y el tema a donde los rubios, quienes de extraña manera y no sabiendo en que momento, ya estaban hablando del poder del rayo que partió a miles de huesos en el Ragnarok; Thor alardeando de si mismo, como siempre.

-Jojojo, creo que podría vencerte, padre- Decía presutuosamente el hercúleo doblando el brazo y remarcando sus bíceps.

-No olvides que soy tu padre y he vivido más que tú, y sé cosas que tu mente aún no alcanza a comprender-.

-Pero igual podría vencerte-.

-Jajaja, jamás- Recalcó Odín esta última palabra con aires de grandeza, sonriendo un poco en reto contra su hijo quien no tardó en mirarle de la misma manera.

Tanto Frigga como Loki rodaron los ojos; estos dos eran cortados de la misma tijera, pero, al escaso tiempo sonrieron pues, no podían negar el inmenso amor que cada uno le tenía a su hombre.
Ahora, se encontraban como hacía algunos ayeres, en familia y disfrutando de las viandas, pero, extrañamente, la tierra comenzó a temblar acaparando la atención de todos en Palacio y preguntándose "qué es lo que estaba pasando".

Sin MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora