Un nuevo enemigo

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Absolutamente todos en la habitación intentaban descubrir que pasaba cruzándose las miradas, pero, una estaba tan perdida como la otra. El Rey se puso de pie ante el bullicio aterrador que comenzaba a retumbar en sus oídos, dejando a Egil en su silla y así caminar a prisa hasta el balcón para poder apreciar que era lo que estaba pasando, provocandole la escena abrir los ojos con un miedo y sorpresa evidentes; una gran nave surcaba los cielos de Asgard y sin rencor alguno, arrsaba con todo a ser viviente a su paso.
<<Heimdall>> Aquel nombre invadió su cabeza intentando encontrar alguna explicación razonable para lo que sus órbitas distinguian, y sin más, sacando los rayos azules desde su interior, se dejó ir al vacío con toda la intención de proteger a su pueblo.
Loki se apresuró al ver lejos al Rey para poder entender el "por qué", encontrándose lo que hacía poco impulso al rubio y no dudando en, con ayuda de magia, ponerse su traje de guerra y desaparecer. El Padre de Todo invocó a los guardias del castillo a cumplir con su deber, y así, tampoco tardó en ponerse su armadura y tomar de nueva cuenta el Gungnir que alguna vez fue suyo. Frigga tomó a su nieto, apresurandose por los pasillos para llamar a sus discípulas y así dando la señal de que Asgard estaba siendo atacada y esto era, sin duda alguna, una guerra.

A escaso tiempo, las naves de salvaguarda comenzaron a subir ciudadanos mientras el Rey, el Príncipe, El Padre y la Madre de todo y el numerosos ejército de Asgard luchaban contra una especie de criaturas horribles que parecieran sacadas de una película de ficción; uñas largas, cuatro brazos, horrendas caras...

-¡Pero qué mierda!- Gritó Loki al lograr despedazar a uno llenándose de una especie de líquido pegajoso color verdoso-púrpura.

-¡No tengo ni la menor idea!- Le secundo el rubio quien los hacía volar en los aires con ayuda de sus rayos.
A lo lejos se lograba divisar el antiguo batallón del canoso sobre sus caballos, arrasando con gran maestría las bestias a su paso y, aún más allá, la castaña ayudaba con magia al pueblo quien intentaba subir con desesperación en el auxilio.

-Señor...- Apareció un Heimdall malherido aún intentando acabar con las bestias con el filo de su espada, pero, una gran herida en su vientre le impedía herguirse como debía. -No pude Mi Rey, intenté dar la alarma, intenté impedirlo pero...-.

-Heimdall...qué...- No terminó de decir la frase pues sobre sus cabezas había volado sobre ellos el gran monstruo verde aplastando y destruyendo a aquellos que eran feos cual mierda; Sam apareció con su traje Valkiriano deteniendo su paso por el trote frente al rubio.
-Aj... son muchos, Thor-.

-Dime qué está pasando-.

-No lo sé, pero nos están aplastando, están matando a todos y somos muy pocos...debemos irnos-.

Thor levantó la mirada como si de película de terror de tratase. Miraba su panorama en cámara lenta; toda Asgard, su pueblo, su familia...
Se apresuró al pelinegro para tomarle las manos y dar un dulce beso en las mismas, pero era clara su ansiedad y el miedo en su expresión.
-Loki, toma a Egil...y vete-.

-Ni creas que voy a dejarte-.

-No podría soportar si...-.

-¿Si algo me pasa? No se te olvide, Thor...estamos juntos-.

Y sin poder decirle otra cosa a su ojiverde, la guerra continuó; era cada vez más lejana la victoria y las naves nodrizas llegaban con más enemigos que de los que se podrían contar.

Sam y Hulk protegian a como diera lugar la única nave que permanecía de pie; Miek y Korg ayudaban a subir a todos los Asgardianos posibles...
Esto se estaba saliendo de control.

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