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Los caballos cabalgaban por el oscuro bosque, atravesando los inmensos árboles que los rodeaban mientras eran iluminados por un par de antorchas sostenidas por un par de hombres: al frente, en el medio y al final de la formación.

En el centro de todo, un hombre bien vestido, apuesto, cabalgaba con elegancia entre la multitud a su alrededor. No solo resaltaba por su apariencia sino por aquellas singulares ropas, ropas que únicamente la clase alta portaba.

Dazai Osamu.

Todos sus hombres iban en dirección al norte, dónde esperaban encontrar un pueblo más al cuál inspeccionar de pies a cabeza. ¿La razón? Hace un par de días el príncipe había desaparecido, no se sabe exactamente la razón pero se especula que había sido un secuestro.

—Dazai...—Llamó un hombre de baja estatura, cabellos rojos y unos hermosos ojos azules casi tan bellos como el océano. Él castaño le dio una mirada rápida para después fijar su vista al frente— ¿Seguirás ignorándome? Sabes que no fue solo mi culpa.

—Te dije que no me hablarás a menos que fuera necesario, cómo tú superior podría cortarte la cabeza si así lo deseó. —Respondió  con indiferencia— Chuuya, querido, si eso es todo puedes retirarte, tu horrible olor me distrae.

«Hijo de..

—Como ordene, majestad. —Aquella mueca en su rostro era una clara señal de qué la actitud del castaño hacía el le había molestado, pero cómo el mismo había dicho "Cómo tú superior podría cortarte la cabeza si así lo deseó." y no deseaba perder su vida, no por ahora.

Adelanto un par de jinetes hasta llegar al frente de todos, pues el era el líder de aquella pequeña tropa de expedición.

—¡Hemos llegado a nuestro destino!, ¡Dividanse en grupos y busquen por todo el perímetro! —Grito lo suficientemente alto para que todos lograrán escucharle, "¡Sí señor!" respondieron todos y acataron las órdenes del más bajo.

Las pisadas de los caballos se escucharon, cada segundo más alejados de ellos, hasta que finalmente desaparecieron.

—Dazai.

—¡Waa mi trasero duele, me bajaré del caballo! —De un brinco dejó aquél blanco corsel, dejó un par de caricias en éste y comenzó a mirar a su alrededor.

—Dazai.

—¡Es un bello pueblo, a mi Atsushi le gustaría estar aquí! Es una lastima qué él.-

—¡Osamu!

La brillante sonrisa que tenía el rostro del castaño desapareció al escuchar su nombre saliendo de los labios del pelirrojo, giro su cabeza lentamente y sus miradas conectaron por un par de segundos, pues Chuuya había corrido su vista hacia el suelo.

—¿Qué necesitas, Chuuya? —La fría mirada más aquél tono neutro con el que le hablo le hizo estremecer de pies a cabeza, de verdad lucía molesto— ¿No dices nada? Dios, eres tan insoportable... Por tú culpa el se fue, por tu culpa, siempre eres el responsable de todas mis desgracias... ¿No te cansas de hacer mi vida miserable?, ¿Disfrutas verme así?, Dime Chuuya... ¿Cuál es el afán de todo esto?

El pequeño cuerpo de Nakahara estába temblando, temblando no de miedo sino de rabia. ¡¿Cómo se atrevía a culparlo?! Aceptaba que tenía una parte de culpa de la situación actual, había cometido un error y se arrepentía... En parte. ¡Pero no era el único que debería estar siendo acusado!

—¡¿Eres idiota?!, ¡Tú decidiste meterme conmigo, pudiste solo golpearme en la cabeza y alejarme! Eres Igual de culpable que yo, no trates de negar lo ocurrido.

A M N E S I A                                                          「AkuAtsu」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora