Capítulo 3: No provoques lo que no puedes controlar
Danielle POV:
Justo como había dicho el jefe, el chico no le gustaba llegar tarde pues llego justo cuando dieron las 1:00pm. Claramente, yo estaba allí esperándolo desde hace una hora; sentada en las escaleras de la entrada. El llegó y se bajó del auto con porte y con una mirada insignificante.
-Justo a tiempo. El jefe lo esta esperando adentro- dije mientras le estrechaba la mano, pero no recibí una respuesta a lo cual sonreí. El hombre miraba todo con lujo de detalles, incluyéndome.
-Si ya ha terminado de analizar entonces entremos- di media vuelta y me encaminé a la puerta, pero él no se inmutó.
-¿Dónde está el jefe?-
-¿Qué no escuchaste lo que te dije? Dije que el jefe te está esperando adentro, ahora...entra- le hice un ademán con la mano para que entrara y así hizo, pero se detuvo entre medio de la puerta y yo.
-Tal vez deba reportar tu comportamiento a tu jefe - dicho eso entró a la mansión como si fuera el amo del lugar. ¿Quién se cree? ¿El rey de España? Cerré la puerta y me acerqué a él.
- Bienvenido Lionel Vasto a la mansión del jefe y de sus nenas- dije mientras levantaba mis manos para abarcar la estancia -Sigame, la oficina del jefe está por aquí - caminé hacia las escaleras con Lionel siguiendome a paso lento.
-Ya veo...supongo que tu jefe te ha hablado de mi y por esa razón sabes mi nombre. Y si sabes de mi, eso explica el porqué de tu comportamiento hacia mi persona. Seguramente tu jefe me odia o tiene cierta inquietud y como tu trabajas para él y eres una de sus perras, ahora me odias- me detuve abruptamente sin siquiera mirarlo.
-Oh... veo que dí en el clavo- su tono de arrogancia y "superioridad" se notó.
-Número uno, sé tu nombre porque el jefe me lo dijo. Número dos, mi comportamiento varía según la persona con la que trate. Número tres, no tengo ninguna información acerca de lo que mi jefe piensa o siente sobre ti. Número cuatro, no soy una de sus perras para eso él contrata putas de un club privado y número cinco...yo no te odio- luego de haberle debatido todo lo anterior volví a andar hacia el segundo piso. Sabía que él no se iba a quedar callado; se notaba que no era ese tipo de persona.
-¿No me odias? Pues aparentas todo lo contrario y más ahora que me acabas de refutar todo lo que dije...así que TU me odias- remarcó la palabra "tu" pero no me inmute y ni siquiera contesté. Llegamos a la puerta y antes de abrirla me detuve.
-Yo a ti no te odio, porque el odio es un sentimiento y yo por ti no siento nada. Aprende algo niño- le abrí la puerta y el entró en silencio. Cerré la puerta tras de mí y observé al jefe.
-Ponte cómodo Lionel- le dije mientras le señalaba el asiento rojo que estaba frente al escritorio del jefe. Caminé hasta el jefe y me senté encima del escritorio.
-Es un gusto tenerte aquí Lionel, espero que tu visita por la mansión haya sido de tu agrado. ¿Ya conoces a Danielle,verdad?- el jefe me acarició el cabello -Fue tu guía y espero que no haya sido demasiado...ruda -
-No tengo tiempo para hablar de esto señor... vine por negocios solamente. Así que podría sacar a su mujercita de la habitación para poder hablar con usted- el jefe sonrió.
-Ella se quedará aquí y su nombre es Danielle. Además no hay nada de que hablar puesto que ya sé lo que dirás y ésto es lo que haremos. Te quedaras con nosotros en la mansión y a cada lugar que vayamos, vendrás. Claramente sé que vas a evaluarme porque para eso viniste a aquí, así que estarás presente en todas las actividades para que sepas cómo trabajo y cómo hacen las cosas mis nenas. Si has entendido eso entonces no hay nada de que hablar, llamaré a Katia para que te ubique en tu nueva habitación la cual estará continua a la mía ¿Entendiste?- el jefe se levantó y se dirigió a una pequeña hilera donde estaba su vino favorito. El chico había estado tomando nota y observando todo.
-¿Por qué vas a evaluar al jefe?- pregunté y el hombre me ignoró y siguió tomando notas.
-Te hice una pregunta Lionel- me bajé del escritorio y me sitúe frente a Lionel. Me gustaba recibir respuestas y cuando eso no ocurría...buscaba otras maneras de obtenerlas. El jefe nos daba a todas libre albedrio, así que podía hablar cunado quisiera.
-Escúchame bien mujer, porque solo lo diré una vez- se levantó del asiento y se acercó a mi, haciéndome frente. Giré mi rostro y me coloqué muy derecha frente a él.
-Ahora mismo yo estoy al mando y lo estaré hasta que terminé el proceso de purificación ¿te quedó claro niña?- me había quedado quieta como por diez segundo y luego sonreí como hace tiempo no sonreía.
-Jefe...- mi sonrisa aún persistía.
-Es cierto Danielle, el tendrá el control aquí y sera un segundo capitán en las misiones. Podrá dictar reglas, él es el nuevo gobierno por el momento. Tendrá el control sobre ustedes también...- mi sonrisa se hizo mas grande y podía sentir como la pupila de mis ojos se extendía. Me acerqué a él hasta que mi pecho tocó el de él.
-Bien...espero que pueda controlarla, porque no se que podría ocurrir si llegara a pasar algo...inesperado- una risa macabra salió desde lo más profundo, la podía sentir dentro pero no la deje salir. Le había prometido a Mana no dejarla salir hasta que el me diera el permiso. Así que sonreí con un poco de malicia, di media vuelta y salí por la puerta con la sonrisa aún plasmada en mi rostro y con la cabeza mirando al suelo.
~*~
En la oficina del jefe:
Lionel se quedó mirando la puerta desde que Danielle había salido por ella. El jefe seguía allí de pie bebiendo de su vino tranquilamente.
-Quiero que sepa que ese comportamiento será reportado- Lionel apuntó un par de cosas en su libreta y celular.
-Hágalo, está en todo su derecho; pero le diré algo y espero que lo recuerde muchacho... si no conoces los demonios de alguien, no te des la tarea de provocarlos- le advirtió el jefe sonriendo mientras tocaba el cristal de una foto que tenía en un estante, de una pequeña niña de cabello negro y ojos violetas con una cicatriz que le cruzaba el rostro.
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El jefe y sus nenas
AksiAlgunas cosas de la vida nos llevan a tomar decisiones desesperadas... Nosotras no solo somos unas simple mujeres. Somos guerreras con un pasado violento y oscuro. Nosotras somos leales como los perros, detestables como ratas y tan TRAICIONERAS co...