Trabajo...
En una ocasión leí 'es el oficio que las personas realizan ya sea como deber o actividad'.
Definitivamente la mayoría lo hace por 'deber' u obligación, para poder darse una vida digna. Porque así funciona el mundo en el que vivimos. Desafortunadamente. No lo digo por mi, tuve suerte si así se le puede llamar, siendo la menor de una familia a la que le va bastante bien económicamente, si, crecí en una casa grande, con jardines alrededor, muchas personas de un lado a otro haciendo su trabajo en la enorme vivienda limitándose a sonreír mientras mi hermano y yo corríamos por todo el lugar casi chocando con todos.En medio de mi somnolencia en la mañana, un brazo grande cae sobre mi cara, ¿pero qué demonios?, alarmada doy una salto y salgo de mi cama en un movimiento rápido, veo a alguien entre mis sábanas cubierto completamente, ¿que está pasando aquí?, temerosa tomo el borde de la sábana dudando sí moverla o no, estoy segura de que cuando me dormí estaba completamente sola, me armo de valor y tiro de ella viendo al intruso que está en ella. Mi hermano Alonso.
Tiene los ojos cerrados, los brazos extendidos, uno sobre el lugar donde yacía mi cabeza hace unos segundos y el otro hacia la dirección contraria, la boca semi abierta con una ligera línea de baba cayendo, su cabello castaño casi rojizo, esta despeinado a todas direcciones, si las chicas lo vieran de esta manera ya no les parecería lindo.
La alarma de mi celular empieza a sonar por toda mi habitación, torpemente la busco por toda la cama entre las sábanas pero Alonso me complica la tarea sin mover un solo dedo. – Alice apaga eso – dice en tono ronco.
– No encuentro mi celular, quita tu enorme cuerpo de mi cama – tiro de su pie para que reaccione, pero simplemente mete la mano en su parte trasera y me lo lanza, que bueno que tengo buenos reflejos. La apago y cruzo mis brazos. – ¿No se supone que estabas en México? – digo en reproche ya que no esperaba que estuviera metido en mi cama por lo mismo, se suponía que él regresaría hasta dentro de dos días, papá lo había dejado ir a ver a sus amigos por un par de semanas.
– Pues ya estoy aquí, y yo también te extrañé – de pronto mi molestia se convierte en una sensación de ternura, claro que lo extrañé, Alonso y yo somos muy cercanos, solo nos llevamos un poco más de un año. Ángela es nuestra hermana mayor, teniendo 25 años haciendo una diferencia de 7 años con Alonso y un poco más de 8 conmigo.
– Te extrañé como no tienes idea – digo lanzándome hacia él en un abrazo, el besa mi frente y yo le sonrío – Pero me has metido un susto, no sentí cuando te metiste a la cama.
– Claro que lo hiciste, te hablé y me respondiste – probablemente ya estaba dormida, suelo responder de manera inconsciente y no recordar nada al siguiente día.
– Ouh – es lo único que me sale antes del bostezo, veo la hora 7:45 am, se me hará tarde. Me dirijo al baño y tomo una ducha, mi armario es muy extenso, contiene ropa casual, elegante, formal y una gran variedad, además de zapatos de todo tipo, en mi nuevo empleo no es obligado el vestirte de manera formal, la gente suele vestir casual pero de una manera presentable. Los crop tops son mis favoritos, los puedo combinar con faldas o jeans y un saco ajustado obteniendo muchos outfits.
– ¿A donde vas tan temprano? – Pregunta Alonso aún acostado en mi cama con su teléfono, mientras dispongo a maquillarme.
– Cierto no te he contado, tengo trabajo y hoy es mi primer día.
– ¿Y eso como porque o que? – dice con ojos incrédulos.