Efecto Mariposa 🦋 ~ 𝓾𝔃𝓾𝓻𝓮𝓷 [✓]

𝙳𝚘𝚖𝚒𝚗𝚐𝚘

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Está temblando, se siente inquieto y el clima parece no querer apiadarse de él.

Fragmentos diminutos de los restos de copos de nieve que caen desde el cielo se enredan hábilmente entre su cabello y el frío colorea su nariz de un rojo escarlata brillante. En su cabeza, se pregunta si acaso así se sentía Kyojuro la primera vez que se conocieron.

Aún con ello, y si así no quisiera aceptarlo, sabe que no está temblando por las bajas temperaturas. Está nervioso y es que, ¿Cómo podría no estarlo? Es la primera vez que verá a Kyojuro luego de haberle dicho que le gustaba. Se siente ridículo, pero, más allá de ello, su mente se inunda entre preguntas que no hacen más que ponerle los nervios de punta, ¿Acaso algo sería diferente? ¿Kyojuro no lo veía de la misma manera?, En sus mensajes sonaba amable, ¿No?. Tan solo imaginarlo hace que se le cierre la garganta. ¿Cómo pudo haber dicho algo de tan magnitud de esa manera? No haber calculado las cosas no fue muy extravagante de su parte y, entre más reflexiona sus actitudes durante la última semana, más se le tiñe el rostro con vergüenza.

Se supone que debería estar a la altura de la situación, no es alguien que se intimida repentinamente, más en esta ocasión se siente asustado por el resultado que sus propias acciones puedan desencadenar.

Si no fuera por Giyuu, tal vez su corazón ya habría alcanzado cierto grado de resignación para el día de hoy. Más, en lugar de ello, gracias a Tomioka y al repentino apoyo de Obanai, una llama de esperanza crecía desde el fondo de su corazón. ¿Realmente podría Kyojuro verlo de otra manera?.

Tan entrado en su ensoñación, no se ha percatado del momento en el que ya tiene al chico, de sus preocupaciones y sus anhelos, frente a él. Rengoku lo mira molesto. Obligándolo a bajar ligeramente la mirada para verlo mejor, "¿Qué haces?", escucha que le preguntan. Tengen siente como se le seca la garganta y las palabras luchan por salir de su boca, entonces, empieza a preparar a su corazón para cualquier cosa que Kyojuro esté a punto de decirle.

—¡Estás bajo la nieve! Aun ni siquiera te has recuperado, ¿Sabes cómo me regañara Kochou si se entera de que estás aquí?.—reclama, tomándolo por la muñeca dispuesto a arrastrarlo hasta la banca más cercana.

Está tan nervioso que se olvidó de su mal estar físico por breves instantes. ¿Cómo podía estar enfermo por tanto tiempo? Su tortura por molestar a Kyojuro ya se había prolongado por más tiempo del necesario, desde su punto de vista, claro.

Tengen cae más brusco de lo que esperaba, más no suelta gesto de dolor alguno. Podría llorar de felicidad al darse cuenta de que había malinterpretado el enojo de Kyojuro.

Lo mira rebuscando entre su mochila, como también lo mira vacilar por un instante. Tan pronto como para darse cuenta, las mejillas de Rengoku están teñidas en tonos rojizos y sus ojos están nublados con vergüenza.
Entonces, capta con sus ojos granados el momento exacto en la que aquella bufanda de colores que había visto días anteriores dentro del consultorio médico sale y ondea ligeramente en el viento.

Kyojuro mentiría si dijera que no saldría corriendo si tuviera la oportunidad. La mirada de Uzui podría calentar a todo Japón en ese preciso momento. Se aclara la garganta y se las arregla para envolver la bufanda sobre el cuello contrario, cierra correctamente la gabardina que Tengen lleva puesta y de paso, se las amaña para poder acomodar unos cuantos mechones de hebras plateadas detrás de su oído.

El mayor apenas y es capaz de respirar.

—Kyo yo...

Más sus palabras quedan tendidas sobre el aire decembrino, pues apenas es capaz de articular esas dos palabras cuando puede mirar a Senjuro acercándose junto a los amigos de su clase.