𝙼𝚊𝚛𝚝𝚎𝚜

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Puede asegurar que nunca antes se había sentido tan avergonzado como lo hace ahora.
Se encuentra sentado en una de las tantas mesas del comedor, cubriendo su rostro entre sus grandes manos, intentando ocultar de la vista de sus amigos las tonalidades color carmín de su rostro que se encuentra ardiendo bajo su propio tacto.

No puede siquiera recordar la última vez que se había sentido tan tonto, probablemente nunca, porque seguimos hablando de él, pero, en retrospectiva, el chico que es usualmente llamativo y que ronda por la escuela con tres chicas diferentes sin ningún tipo de rechiste ahora está muerto de vergüenza como algo tan banal como un proyecto escolar.

Proyecto que es banal hoy, sin embargo, era lo más importante del universo el día de ayer. Tan crucial que tal vez no tuvo siquiera el tiempo para detenerse a pensar en sus acciones; que si tan solo involucraran a otra persona, no se sentiría para nada avergonzado. No obstante, al recordar al chico con una sonrisa de entusiasmo plasmada en su rostro casi todo el tiempo, con el pelo largo de color amarillo brillante con mechas rojas similares a las llamas junto con dos flequillos a la altura de los hombros y dos más a la altura de la barbilla a los lados de la cabeza, con cejas negras bifurcadas y ojos dorados que se desvanecen en rojo con pupilas blancas casi puede asegurar que se puede poner a temblar en ese mismo instante.

Es tan ilógico e irracional que casi desearía poder reírse de sí mismo junto con sus amigos, quisiera restarle importancia a la situación con algún comentario tan característico como los que siempre suele decir y presumir ante toda la escuela lo dramático que fue su día, pero no puede.

Por alguna razón las palabras no logran salir de su garganta y solo siente el deseo de salir de ahí. Entonces la culpa toma lugar en su cuerpo y piensa que tal vez Rengoku se sintió exactamente igual en su compañía el día anterior.

—Oh, Uzui sabíamos que eras extravagante, pero vaya que pedirle a un extraño que te deje pintarlo es un límite que no creímos que fueras a cruzar.—menciona Kochou y él casi puede sentir cómo empieza a ahogarse con un trago de su propio café.

No se había tomado la molestia de reflexionar con detenimiento lo estúpidamente inusual y extraña que resultaba la petición de primera impresión.

Acepta que es su culpa por no haber buscado el reemplazo de su modelo, por no haberse levantado a tiempo y por haber olvidado la mayoría de cosas que se supone que debería hacer.

Decide ignorar el comentario aunque claramente su reacción no pasa de largo para ninguno de sus amigos.

—Pobre chico, me compadezco de él. Debió sentirse tan asustado.—comentó Himejima y esta vez Uzui puede jurar que ha perdido color.

—¿Creen que haya asustado a Kyojuro?.—pregunta, preso de su pánico, pero entonces cubre su boca rápidamente dándose cuenta del error que acaba de cometer.

De un momento a otro la mesa queda en completo silencio, exceptuando los gritos de emoción que suelta Mitsuri y cree que no va a volver a ser capaz de ver a sus amigos a los ojos por los próximos tres meses.

—De acuerdo, eso explica muchas cosas.—dice Shinazugawa.

—Kyojuro es una persona muy amable.—agrega Gyomei.

Bueno, no es como si Tengen no se hubiera dado cuenta ya de eso. Es evidente, cualquier otra persona pudo haberlo rechazado, tal vez le hubiera dado un golpe, lo habría insultado y hubiera salido corriendo del lugar. Kyojuro no hizo ninguna de esas cosas, incluso podría llegar a considerarlo adorable. De entre todas las cosas que pudo haber hecho eligió preocuparse por su calificación, aclarándole incluso que nunca había sido modelo al ver al resto de su salón de clases.

Efecto Mariposa 🦋 ~ 𝓾𝔃𝓾𝓻𝓮𝓷 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora