capítulo 2

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No era ningún secreto que era triste. Sangwoo nunca se consideró el chico más alegre u optimista por el barrio, pero definitivamente había sido un niño que disfrutaba jugar y divertirse con sus amigos de la colonia. Principalmente Gihun, quien siempre lo había acompañado cuando estaba solo. Por eso, era triste ver como cada vez se desconocían más y más al punto en que quizás no sabían nada del otro.

Años atrás, cuando Sangwoo se había dado cuenta de que comenzaba a desarrollar cierta dependencia hacia el otro, decidió marcar su línea y hacerse para atrás. Quería ser independiente, quería ser él y nadie más. No sabía que se lamentaría tanto de eso; no sabía que años después sería consciente de que aquello no era dependencia sino cariño, y que se sentía extraño sin los buenos días del otro, sin los abrazos y sin sus brillantes sonrisas que hacían que su corazón se acelerara. Era muy tarde para darse cuenta que estaba enamorándose de su mejor amigo.

Ahora, ni siquiera estaba seguro de lo que sentía. ¿Cómo puedes amar a alguien a quien no le diriges la palabra? ¿Cómo puedes enamorarte de alguien a quien por error alejaste de tu vida porque daba miedo lo mucho que podrías llegar a quererlo? ¿Había sido todo aquello un acto de inmadurez que terminó como un enorme efecto mariposa en su pecho?

Quizás todo aquel miedo se reflejaba en su rostro cuando veía a Gihun al otro lado del aula, solo y sin su sonrisa. Quizás el dolor se reflejaba cuando alguien hablaba con su hyung y este sonreía falsamente. Porque Sangwoo lo sabía. Sabía de falsedad. Quizás se sentía inseguro de lo que el otro pudiera pensar ahora de él. Quizás si. Quizás no.

Los suspiros salían de su boca rutinariamente. Se había acostumbrado a aquello y al sentimiento que se hacia espacio en su pecho a diario. Si antes era callado, probablemente ahora lo era más. Suspiro tras suspiro, tras otro suspiro y luego volvería a suspirar; era devastador...

—¿Hyung?— Entonces escuchó una voz que lo sacó de sus pensamientos. Volteó a ver a su compañero al lado de él. Ali Abdul.

—¿Qué?— Preguntó aún saliendo de su propio espacio en su mente, notando como todos alrededor guardaban sus útiles. Las clases habían acabado otra vez y él no ni podía pensar. El moreno lo miró curioso.

—¿Está todo bien?

—Si— Mintió. Siempre mentía. Era experto falsificando y mintiendo. —, ¿por qué la pregunta?

Ali se encogió de brazos y luego recompuso su postura. —El profesor Yoon de artes dijo que iba a haber un evento de integración o algo así.

—Uhm.— Dijo sin mucho interés intentando guardar sus propias cosas en su mochila.

—Y mencionó algo de un cartel y puntos extras.

—Uhm.

—Y creí que era extraño que no levantaras la mano. Ya sabes, eres el estudiante perfecto del colegio. Pensé que tú ibas a levantar la mano para hacerlo.— Se puso su mochila sobre su hombro mientras volteaba a ver nuevamente a Ali sin mucha -o nada de- emoción en su rostro.

—¿Quién levantó la mano, pues?— Salió del aula siendo seguido por el otro que apenas y podía seguirle el ritmo. Pareciera que Sangwoo huía del lugar.

—Kang Saebyeok. La chica que se sienta junto a-

—Kang Saebyeok— Sangwoo interrumpió en seco. Y era probable que hasta ese punto, Ali comenzara a sospechar que algo sucedía con el nombre que estaba a punto de salir de sus labios -pero Sangwoo siempre evitaba. —, sé quién es. Ha sido nuestra compañera por años. No necesito una larga explicación.

—Oh, bien.— Ali sonrió y siguió su camino hasta la salida sin decir nada más.

Sangwoo por su parte se mordió el labio inferior y volteó a ver hacia la salida. Observando como la chica antes mencionada y el chico que siempre estaba en sus pensamientos salían juntos. Algo en su pecho se movió. Gihun iba sonriendo. Y Saebyeok también. Quizás estaba un poco celoso de su amistad. Y de como la chica con pocas palabras podía hacer reír al chico que antes solía reír con él. Y otra vez, suspiró.

•●•

Tenía hambre. Sangwoo tenía mucha hambre y de todos modos tomó la decisión de caminar hasta su casa. Los estudiantes tenían la posibilidad de tomar el autobús escolar que los dejaba en otra parada cerca de sus hogares, pero él había preferido no hacerlo y en su lugar hacer su recorrido a pie. Pensaba que era pésimo para tomar buenas decisiones, y el mejor para tomar las peores. Aunque no era como que pudiera hacer algo, el autobús había partido y él se quedó solo con su arrepentimiento.

De cualquier modo, llegar hasta su casa fue cuestión de solo minutos. El olor a comida llegó hasta él al entrar y no pudo evitar olfatear. Si alguien lo hubiera visto, se hubiera hasta reído de aquello.

—Omma— Avisó. —, llegué de la escuela.

Entró a la cocina después de haberse quitado sus zapatos y dejado su mochila por algún lugar. Su madre lo vió y lo saludó con una sonrisa.

—Sang-ah, ¿cómo estuvo la escuela?— Preguntó ella mientras se acercaba para darle un beso en la frente. No se dió cuenta de qué tanto se sorprendió al ser llamado de esa manera. Los recuerdos lo golpeaban como un bate de béisbol en la nunca. Nunca sabía cuando iban a llegar ni que tanto dolerían. Pero el golpe siempre llegaría.

—Estuvo bien...— Sonrió un poco ignorando todo lo que sucedía en su mente. —, no lleva mucho tiempo que inició el semestre, no hacemos mucho. ¿Te ayudo con algo? Muero de hambre.

Su madre sonrió. —Ah, estos adolescentes de hoy. Estás creciendo rápido.— Comentó sin darse cuenta de como su hijo cambiaba el tema drásticamente. Terminó de preparar la comida mientras decía todo aquello.

•●•

Y a pesar de que Sangwoo llevaba una buena relación con su madre, a veces comían en completo silencio. No era necesariamente incómodo, pero había muchos temas que el chico quería ignorar y el silencio se había convertido en su buen colega.

Hasta que su madre mencionó algo que hizo que casi se atragantara con su comida.

—Últimamente todo está muy callado y hace mucho que no traes a Gihun.

Sangwoo tosió nerviosamente y trató de reponerse lo más rápido que podía, tratando de no levantar ninguna sospecha. Su madre apenas y se dió cuenta de aquello.

—Es que— Tosió nuevamente y se odió por eso. —, digamos que ha estado algo... ocupado.

—¿Ocupado? ¿En qué?— Preguntó la mujer inocentemente. Sangwoo sentía que moría por dentro.

—Eeeeh, la tienda de su madre...— Mintió. En realidad no lo sabía. No tenía idea de lo que Gihun hacía últimamente o cualquier otro día. Y el sentimiento que eso le provocaba era indescriptible pero al mismo tiempo lo definía como dolor. Tampoco le gustaba mentirle a su madre respecto a aquello.

—Es cierto— Mencionó. —, la señora Seong y su tienda. Como pude olvidarlo.

—Tal vez porque no la ves hace mucho... ¿Sabes? Hay algunas cosas que quiero leer sobre... la clase de artes— Sangwoo recordó que no había prestado ni un poco de atención y necesitaba preguntarle a alguien si habían tomado apuntes o algo, lo cual no era seguro por lo que Ali le había comentado antes. —, sí, la clase de artes.

—Ah, por supuesto. Ya comiste bien, así que adelante.— La mujer le sonrió y Sangwoo no pudo evitar devolverle la sonrisa. La mujer no tenía idea de nada.

Sangwoo se puso de pie, buscó sus cosas y finalmente se dirigió hacia su habitación en la planta alta. Cerró la puerta y suspiró. Comenzaba a fastidiarse de ese sentimiento que solo lograba sacarle suspiros.

Aquella promesa [SangWoo + GiHun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora