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Chat se quitó el pantalón, agarró a Marinette por la cintura y se acostó con
ella, aterrizando encima de ella.

—Ha pasado demasiado tiempo desde que estuve dentro de ti— dijo con un
gruñido y mordió sus pezones. —Levantó la cabeza y la fulminó con la mirada.

— ¿Estás segura de que estás lo suficientemente bien?

Ella agarró la longitud de él y lo frotó contra su zona sensible.

Su ceja se alzó y sonrió.
—Creo que esto será rápido... hemos estado separados demasiado tiempo.

Se había referido a su tiempo lejos el uno del otro, dos veces. ¿Le había
preocupado tanto a él como a ella?

Su boca encontró su cuello y, besó y mordió su suave piel mientras se abría
camino suavemente hacia ella. El hecho de que él fuera considerado con ella
aceleró su corazón y encendió su pasión, y cuando estuvo completamente dentro de ella, Marinette suspiró interiormente de placer. Ella lo había extrañado. Oh Señor, cómo lo había extrañado.

Ella le dio la bienvenida, sus piernas lo rodearon, atrayéndolo más profundo,
queriéndolo y necesitándolo lo más cerca posible de ella. Se tomó su tiempo, yendo despacio, volviéndola loca por la falta de él. Marinette disfrutó de la tortura, cada zambullida y la abstinencia alimentaron su placer, su necesidad se había convertido en un clímax que seguramente la haría gritar...si tan solo pudiera.

Chat vio que el deseo se acumulaba en sus ojos, lo sintió en la forma en que su
cuerpo se movía frenéticamente contra el suyo, y alimentó más aun su pasión ya creciente. Señor, cómo la había extrañado y aunque quería estallar de placer, también egoístamente quería que la pasión perdurara. Quería sentirla chocar contra él, sentir su dedo tocar, tocar, y tocar contra su brazo, ver sus ojos arder de deseo por él, deleitarse con la forma en que se apretaba alrededor de él, y que con cada empuje lo llevaba al borde de un clímax, el cual estaba ansioso por
sentir, pero al que todavía no quería doblegarse.

Había pasado demasiado tiempo, su cuerpo la necesitaba demasiado.
—Ven conmigo— insistió y se sumergió en ella como un hombre sediento que
necesita saciarse... una vez, dos veces... y explotó con pasión como nunca antes,
y si fuera un hombre de oración, se habría creído bendecido, no solo por este clímax poderoso e interminable, sino por el hecho de que Marinette había estallado junto a él.

La envolvió en sus brazos poco tiempo después, cuando su respiración y corazón se habían calmado, sus cuerpos se habían enfriado y los había cubierto con las suaves mantas de lana. Se acurrucaron más contentos que nunca.

— ¿Te sientes bien?

Ella tocó su brazo una vez.

Él le besó la sien de nuevo. —Me alegro porque te he echado mucho de menos.

Su corazón se agitó al escuchar su admisión, aunque una suave voz le advirtió:

“ten cuidado, no puede darte más”.

Pero otra voz contrarrestó con:
“deja que su corazón hable por sí mismo”.

Chat se acurrucó más firmemente a su alrededor, manteniéndola apretada contra él y ambos se quedaron felizmente dormidos.

Chat despertó a Marinette a la mañana siguiente con besos suaves y le hizo el
amor tiernamente, luego, a regañadientes, la dejó a durmiendo y regresó a la fortaleza.

Chloé estaba sentada en el estrado con Felix cuando entró en el Gran Salón.

—Buenos días, mi Señor—dijo ella con una inclinación de cabeza. —Espero que hayas dormido bien.

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