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Los hombres han sido enviados con suministros adicionales y una de las
mujeres que Alix ha estado entrenando como curandera ha ido en caso de que
alguien necesite ayuda-dijo Felix, que se unió a Chat en el estrado la mañana
siguiente. -Deberían faltar dos días o más antes de que regresen.

-Bien, nos da tiempo para prepararnos. He hablado con los hombres que continúan buscando al intruso. Han buscado en toda la fortaleza tres veces y no han encontrado a nadie.

Felix se rascó la cabeza.
- ¿Por qué esa persona rompería deliberadamente la puerta entablada? Alertaría a todos a su presencia. No tiene sentido.

-Tal vez esa fue su intención, hacernos saber que está entre nosotros y, sin
embargo es intocable-. La idea no le sentó bien a Chat. Le preocupaba que
pudiera tener algo que ver con aquellos que acechaban a Marinette.

Felix bajó la voz.
-Aquí viene tu prometida, con cara de pertinente, ¿puedes creerlo?

Chat miró a Chloé acercándose al estrado, con la cabeza gacha y las manos juntas y apretadas firmemente contra su estómago. Era una mujer
sorprendentemente hermosa, y el vestido de terciopelo dorado que vestía hacía un homenaje a su piel cremosa. Era una pena que su naturaleza insensible no coincidiera con sus rasgos finos.

Se detuvo cerca de la mesa y agachó la cabeza.
-Mi Señor, deseo agradecerle por liberarme de mi castigo para que pueda ver los preparativos para la llegada
de mis padres.

-No me hagas lamentarlo-dijo Chat-

-Me doy cuenta de que Usted es el Señor y el maestro, y que debo obedecerle como lo debe hacer una esposa dócil. Espero que llegue a reconocer mis fortalezas y me permita aliviar algunas de sus cargas.

-El tiempo lo dirá-. Chat esperaba que el tiempo le diera la oportunidad de encontrar una salida a este matrimonio arreglado. Odiaba la idea de tener a Chloé como esposa, aunque tal vez lo que más odiaba era la idea de casarse con alguien que no fuera Marinette.

-Ahora, si me disculpan, mi Señor, me ocuparé de que los cuartos estén
preparados para mis padres.

-Myléne ya tiene a los sirvientes trabajando en la tarea-dijo Chat y vio a Chloé erguirse.
-Dile que más necesitas y ella lo resolverá.

-Ami padre también le gusta su comida preparada de cierta forma. Me gustaría hablar sobre sus preferencias con el cocinero si usted lo permite.

-Discútelo con Myléne y ella transmitirá sus sugerencias a Ivan.

Chat pudo notar que no estaba contenta, aunque tenía no tenía otra opción.

-Como desees, mi Señor-dijo ella.
- ¿Supongo que los McClusky se habrán ido antes de que lleguen mis padres?

-Se van a quedar por un tiempo aun.

Los ojos de Chloé se ensancharon.
- ¿Por qué?

-Eso no te concierne.

Ella se irguió de nuevo y entrecerró los ojos.
-Es imperativo que Sabrina me sea
devuelta de inmediato. Necesito su ayuda para preparar el alojamiento de mi madre.

-Tienes suficientes sirvientes a tu disposición, no necesitas a Sabrina, y además, Sabrina ahora es parte de mi clan y me obedece.

Alo largo del cuello de Chloé brotaban manchas rojas que se elevaban sobre
sus mejillas.
-Sabrina me pertenece. No puede hacer esto.

-Ya lo hice. Ahora ve y haz tus deberes.

Chat la había despedido y Chloé no podía hacer nada más que despedirse. Se dio la vuelta y se marchó, no con brusquedad si no con pasos firmes y decididos.

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