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Chloé se volvió con furia, dispuesta a reprender a la persona que se
había atrevido a interponerse en su camino. Cuando vio que era Chat, se
derrumbó contra él, aunque sus brazos no trataron de consolarla.

—Esta campesina se atrevió a amenazarme —gritó—, castígala por su insolencia.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Chat a Chloé.

Ella se apartó de él, su mano volando hacia su pecho.

— ¿Que importa eso? Esta mujer—señaló a Marinette —, amenazó a tu prometida.
Ella debe ser castigada.

Chat dio un paso hacia ella y se veía tan intimidante vestido todo de negro, su
capa forrada de piel negra hacía que sus ya anchos hombros parecieran más
anchos.

—Respóndeme.

Chloé se puso rígida y cruzó los brazos protectoramente sobre su pecho.

—Vine a recoger a mi criada.

— ¿No te dejé perfectamente claro que tu sirviente estaba siendo castigada, y
que no debías interferir con su castigo o sufrirías las consecuencias?

—Es bárbaro obligarme a prescindir de mi sirviente. Su castigo corresponde a
mí, no a ti. Puedo prometerte que nunca más te desobedecerá—. Chloé se
volvió.
—Sabrina ven aquí ahora mismo.

Sabrina se apresuró hacia la puerta, sin molestarse en buscar su capa.

—Quédate donde estás! —ordenó Chat y Sabrina se detuvo bruscamente.

Chloé se volvió hacia él.
—Sabrina es mi sirviente. Hasta que no estemos casados no puedes ordenarle nada a ella. Además, esta tierra no te pertenece oficialmente hasta que nos casemos, así que soy yo quien gobierna aquí, no tú.

El ceño de Chat se volvió tan amenazador que Chloé se alejó de él, y Sabrina se apresuró a acercarse a la vieja Tikki. Marinette fue la única que no se vio afectada por su expresión ominosa y se quedó en su lugar.

—Veamos de quién es esta tierra y quién gobierna aquí— dijo Chat con calma y con un simple levantamiento de su mano, Felix parecía aparecer de la nada.
— Felix escolta a Chloé a la fortaleza, a su dormitorio. Fije un guardia en su
puerta con instrucciones de que no se le permite salir.

— ¿Hablas en serio? —dijo Chloé, palideciendo.

—Te advertí que habría consecuencias si me desobedecias, la culpa estuya.

Chloé le envió a Chat una mirada asesina.

—Te arrepentirás de esto.

—Lo estoy haciendo— Dijo Chat con una mueca de desagrado en el rostro.

Chloé dio un paso atrás como si hubiera sido abofeteada.

—Debería haber sabido, un campesino siempre será un campesino.

Chat agitó la mano y Felix dio un paso adelante, tomó el brazo de Chloé.

Chloé le sacudió sus manos.
—Mi padre escuchará sobre esto y no estará contento—. Con eso, ella se volvió y con el mentón en alto, se alejó con Felix pisándole los talones.

Chat se acercó a la puerta abierta justo cuando el bebé de Alya soltó un gemido. Marinette se dio la vuelta y se apresuró a tomarlo de los brazos de la vieja Tikki, y el niño dejó de llorar al instante. Tenía que estar hambriento ya que Marinette no había esperado haberse ido tanto tiempo.

Cuando Marinette terminó de envolver al bebé contra el frío, la vieja Tikki gritó:

—No olvides tu manto forrado de piel.
Lo necesitarás también.

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