Vanessa (editado)

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Esa chica de cabello azabache y con pequeños ojos marrones ocultos tras unas grandes gafas de pasta con gran aumento, se llama Vanessa y es la más extrovertida del grupo, es la que más diálogos ha intercambiado con personas populares. Es muy inteligente y en ocasiones viste las prendas que ella confecciona. Desde bufandas hasta gorritos de lana, dice que su abuela fue la que le enseño a tejer y su madre a coser.

—Prepárate para entrar al infierno —bromeo con Emma, para calmar la tensión de su mano apretando la mía ya que estaban entrelazadas.

Al fin se había aventurado a ir sin su amada peluca castaña, veo que se ha puesto un gorro de lana muy bonito, era rosa. Ya que ese es su color favorito.

Emma y yo vivíamos lejos por lo cual nuestro único punto de reunión era la plaza al lado del instituto, yo sabía manejar, pero solo me sabia la ruta de mi casa a el instituto, de seguro si conducía hacia otra zona me perdería y lloraría como estúpida.

Al entrar noto que todas las miradas recaen en nosotras y no precisamente porque fuésemos populares, y no faltan las burlas...

—¡Miren llamen a la nasa que se les ha escapado un alíen! —grito alguien, no pude ver ya que caminábamos rápido. Al parecer a todos les hizo gracia ese comentario ya que se empezaron a reír.

—¡Yo soy equipo Anemelien! —ese era Peter Ulster...

Digamos que el me gusta y es el mariscal de campo, pero ya tiene novia... y es Melinda, la popularidad de ella es alta gracias a él ya que básicamente Melinda tenía una voz castrosa y no era buena en los deportes más que para enseñar su trasero y sus grandes atributos en las prácticas de porristas.

Cuando ya estuvimos alejadas de todos, revise mi reloj de muñeca y note que Emma ya debía de entrar a su clase de biología. Entonces empecé a correr y Emma me siguió el ritmo.

—Se te va a hacer tarde, niña —le aviso mientras nos apresurábamos a llegar al aula, pero ella ha ido bajando el ritmo de sus pasos.

—Espera... no puedo... correr... —respira agitada— Hayley... la taquicardia —se detiene en seco y se pone a respirar dificultosamente.

—¿Qué es eso? ¿Te traigo algo? ¿Qué te pasa? —le digo preocupada deteniéndome, esperando a que su respiración se normalizara.

—Es solo una dificultad de la leucemia, no puedo correr porque mi corazón me empieza a doler —me responde, mientras descansa un brazo en mi hombro.

Se notaba realmente cansada, por un momento me sentí culpable de no saber eso, tenia que ser una buena amiga. Al final caminamos despacio hacia la clase y verificaba cada 5 segundos que Emma estuviese bien.

Llegamos a la puerta del salón y por suerte el profesor no había llegado todavía, pero sí que habían llegado todos los que se burlaban de Emma sentados en sus respectivos lugares.

—¿Segura que vas tú sola? —preguntó Emma, preocupada.

—¡Hey! No te preocupes, te hará mal —la sacudí— estaré bien —le sonreí.

Al parecer eso la convenció ya que entro con una sonrisa, pero no le duro bastante ya que unas cuantas chicas se acercaron a decirle que su gorro de lana estaba lindo. Parece que a ella le incomoda que la sofoquen con preguntas.

Me vio, yo sonreí de nuevo y levanté los pulgares, ella rio y comenzó a platicar con las demás chicas.

Ahora si camine rápido hacia mi próxima clase seguido de burlas sobre mi peinado. Si, no me lo había peinado tan bien, solo una cola de caballo desordenada con pelos rebeldes por todos lados, pero no me importaba realmente. Me importaba el llegar temprano a la clase de el profesor que tanto me odiaba.

El club del bullyingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora