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La Marca Correcta

Capitulo 8

La Marca Correcta

Hogwarts

4 meses después.

Trabajaban en completo silencio y concentración.

Cada uno hacia su parte y la sincronización entre ambos parecía ensayada, pero desde el primer día que se conocieron eso era algo muy natural entre los dos.

El profesor Snape convenció a la Wizengamot de tener la tutela de Arthur Crouch y tenían que estar juntos las 24 horas del día y como Snape estaba la mayoría del tiempo en Hogwarts, Arthur se la pasaba en la pequeña oficina del profesor.

Su penitencia era sencilla, no sería enviado a Azkaban, pero tendría que ayudar en todo lo que pudiera al profesor Snape a mejorar las pociones ya conocidas y de ser posible crear nuevas, todo para el bien y beneficio de cualquier mago o muggle que lo necesitara.

Viéndolo de cualquier forma, Arthur Crouch había recibido un premio más que un castigo; ya que tuvo lo que siempre había soñado, una figura de autoridad que le enseñara correctamente a hacer las cosas y la oportunidad de explotar su inteligencia en el mundo mágico.

Justamente ese día habían terminado de hacer la mejora de la poción crece-huesos y era básicamente el sujeto de prueba de todas las pociones que mejoraban, Snape le desapareció el hueso de su pulgar derecho con un hechizo y ambos vieron con agrado que la poción funciono correctamente, ya no necesitaban esperar 8 horas para que pudiera regenerar el hueso, tan solo 30 minutos y el dolor era considerablemente menor.

Anotando todo en un pergamino, Snape se disponía a salir, Arthur lo iba a seguir como ya era costumbre, pero esta vez no pudo acompañarlo. Activo el encantamiento de prisión en aquella oficina y notifico al cuerpo de aurores que se alejaría de su custodio para atender un asunto personal.

-Te he dejado suficiente comida para que no mueras de hambre, también te traje ese artefacto muggle que tanto extrañabas, aunque tienes aun un centenar de pociones que mejorar, dudo que vayas a tener tiempo o energía para hacer otra cosa.

Arthur Crouch a pesar de sus crímenes era alguien joven y si extrañaba muchísimo ver la televisión y les gustara a los demás o no, era alguien tremendamente valioso e inteligente y no le costó trabajo deducir por que Snape tenía que dejarlo solo y ausentarse de Hogwarts.

-Espero que todo salga bien en el parto. ¿Va a llevar la poción quita-dolor que me pidió hacer?

Snape no le contesto nada, tan solo le mostro discretamente su mano izquierda y dando media vuelta se alejó del lugar.

Arthur Crouch sonrió, lo mínimo que podía hacer para con Harry era que su parto fuera uno sencillo, aunque siempre cargaría con la culpa de todo el dolor que provoco, sabía que tenía toda la vida para enmendar sus crímenes.

San Mungo

Harry llevaba apenas 15 minutos dentro del quirófano en labor de parto, los medimagos y médicos muggles habían decidido que le practicarían una cesárea para evitar cualquier estrés y complicación.

Draco estaba afuera en el pasillo ya que no le permitieron entrar, no sabían cómo reaccionaría un Alfa dominante al ver que alguien, aunque fuera para una cirugía, cortaba el vientre de su Omega, las cosas podrían salirse de control.

Parecía un dragón colérico, no dejaba de levantarse, sentarse, de dar vueltas, de llevarse las manos del rostro a la cintura, de esperar a que llegara el Dr. Reilish con la noticia de que todo había salido bien.