La amistad de los dos príncipes llegó a hacer muy conocida y amada por toda Inglaterra, y destacados en todo internet. Eran dos almas encantadoras, se les miraba a los dos cada vez más juntos, hasta más cariñosos el uno con el otro, y todos sus fan...
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Adrien
Desperté por la luz directa en mi cara, que raro, siempre cierro las cortinas. Traté de levantarme pero algo me estaba deteniendo, me asusté y abrí mis ojos de la sorpresa, no estaba en mi casa y el que esta a la par mía no es mi almohada.
Me quedé dormido en la habitación de Harald.
Con cuidado busqué mi celular dentro de mi bolsillo de mi pantalón, muchos mensajes y llamadas perdidas, abrí el chat de Gloria.
*50 mensajes de Gloria*
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Le escribí rápidamente.
Adrien: Perdona, me quedé dormido.
Al minuto me respondió.
Gloria: ya me dijo Claudia, descansa, nos vemos en la noche.
Suspiré, pensé que se enfadaría
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Guardé mi celular, al parecer tendré otro día libre.
Vi a Harald y me acerqué más a el con mucho cuidado para no despertarlo, acerqué mi cara un poco más a la suya para poder observarlo, me tenía abrazado rodeando completamente mi cintura, su ropa totalmente arrugada, su pelo despeinado y aún así se mira increíblemente...perfecto. Esta profundamente dormido, pobre, seguro esta muy cansado, la luz del sol estaba ya reflejando su cara, vi sus ahora si notables ojeras, no ha estado durmiendo bien, al menos hoy pudo descansar un poco. Con delicadeza pasé mi mano por su cabello, tan suave y bien cuidado, luego con cuidado pasé mi dedo por toda su mandíbula, esta muy bien formada, vi sus largas y hermosas pestañas y luego su boca, esos labios delgados y hermosos que tengo ganas de probarlos...solo...un...poco...
-Me haces cosquillas.-
Me asusté y quité mi mano rápidamente, vi cómo Harald abría sus ojos y sonreía a la vez.
¿Quién despierta así de Guapo?.
-¿Estabas despierto?.- le pregunté un poco avergonzado
-Hace como 10 minutos.-
Agarré una almohada y me la puse en mi cara.
-Qué vergüenza.-
Harald me agarró con mas fuerza de mi cintura y me atrajo hacia él quitándome la almohada.
-Buenos días.-
-Buenos días.- le respondí
-¿Qué tengo que hacer para despertar así todas las mañanas contigo en mis brazos?.-
-Depende de que tan bien este el desayuno.-
-Contrataré al mejor chef de Inglaterra, no, ¡De todo el mundo!.-