iv. inicio de la epidemia.

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Capítulo 4

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Capítulo 4

전염병의 시작

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Cuando por fin estuvo dentro junto a Yohan, no pudo evitar soltar un profundo suspiro que no pasó desapercibido por el chico.

Él la miró fijamente y esperó a que ella comenzara a hablar, pero no lo hizo, si no que se dirigió a la cocina y sirvió un poco de agua en un vaso para proceder a beberla con desesperación, como si su vida dependiera de ello.

—¿Pasa algo? —no pudo evitar preguntar al notar el extraño comportamiento en Seulgi.

Ella abrió los ojos y por primera vez desde que entró, lo miró.

—Hemos metido la pata.

—¿Eh?

Seulgi volvió a suspirar.

—El guardia te escuchó llamarme por mi nombre real.

—¡¿Qué?! —exclamó Yohan, alarmado.

Llegó a zancadas hasta la cocina y tiró de la muñeca de la chica para llevarla hasta la sala y hacerla tomar asiento en uno de los sofas.

—Explícame eso —pidió.

—De regreso al edificio me topé con un nuevo vecino y el guardia, cuando estuve a punto de entrar el solo me saludó y me llamó “señorita Seulgi”.

El azabache abrió sus ojos por completo, dejando ver a la perfección sus brillantes iris color chocolate.

—¿Qué más sucedió?

—Le dije que mi nombre es Yoon y también le pregunté que de dónde sacó que ese era mi nombre.

—¿Y qué te respondió?

—Que te escuchó llamarme de esa forma hoy en la mañana —explicó ella con total normalidad, aunque en el fondo seguía asustada —. Al final me dijo que tal vez escuchó mal por la edad.

—Bueno, eso no es tan malo —Yohan dejó salir el aire que había acumulado y se tiró en el frío suelo —. Al menos no pasó a mayores.

La pelinegra asintió.

Minutos más tarde, Seulgi se dirigió hasta a la azotea para tomar aire del exterior, sentía que lo necesitaba.

Cuando estuvo a punto de salir, vió como alguien se quedó parado en la rejilla y también pudo escuchar la voz de una chica.

—No mueras aquí. Aquí sólo le causaras problemas a muchas personas, ve a otro lado.

Y fue ahí cuando lo reconoció, era el nuevo vecino del 1410. Ambos chocaron miradas, y por alguna razón él bajó la cabeza y pasó por su lado, no sin antes murmurar un apenas audible: Buenas tardes.

MONSTER | Sweet HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora