Capítulo 1

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CUARTO LIBRO DE 'MESES A TU LADO' ya disponible en librerías 

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Siempre llego tarde a todos lados. Es algo que deberías saber antes de empezar todo esto.

Confirmo.

Por eso, en cuanto me desperté y miré el móvil, experimenté ese pequeño momento de pánico que sientes cuando sabes que estás a punto de cagarla a lo grande.

O, mejor dicho, llegar tarde el día de las pruebas del único equipo de baloncesto de tu ciudad.

Me levanté de golpe, presa del pánico, y por poco me caí de bruces al suelo por tropezarme con la ropa que había dejado tirada el día anterior. De alguna forma, me las apañé para encontrar el uniforme de pruebas que tendría que ponerme —en serio, ¿por qué no podía preparar las cosas el día anterior?— y salí corriendo de mi habitación.

Y... sorpresa. La puerta de mi cuarto de baño estaba cerrada. Y podía escuchar el ruido de la ducha.

Empecé a aporrear la puerta al instante.

—¡Jay! —grité, furiosa—. ¡JAY! ¡SAL DE AHÍ AHORA MISMO!

Pero él no parecía muy por la labor. De hecho, lo escuchaba cantar a todo pulmón bajo el chorro de agua. ¡Estaba fingiendo que no me oía!

—¡Abre de una vez! —Solté la ropa para aporrear con las dos manos—. ¡JAAAAYYYY!

—¡Déjame en paz! —protestó por ahí dentro—. Saldré en cinco minutos, exagerada.

—¡No tengo cinco minutos, necesito ducharme ahora mismo!

—Pues mala suerte. —Y empezó a cantar otra vez.

Miré a mi alrededor, desesperada, y por suerte vi que en ese momento papá salía de su habitación. Por el bostezo que estaba dando, deduje que acababa de despertarse. No era el mejor momento del día para hablar con él, pero no me quedaba otra.

—¡Papá! —Me acerqué corriendo, y él me miró con sorpresa—. ¡Dile a tu hijo que salga del cuarto de baño!

—¿A cuál de los dos?

—¡Al que está dentro!

—Ah, claro.

Se acercó a la puerta con una parsimonia que casi hizo que me desesperara y, por fin, llamó con los nudillos.

—¿Jay? ¿Estás molestando a tu hermana?

—No, se molesta ella sola.

—¡Mentira! —grité.

—¡Solo me estoy duchando!

—¡En mi baño! ¡Tiene el suyo propio, no necesita invadir el mío!

—¡Era el que me pillaba más cerca!

Las luces de febrero #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora