Mateo se había ido, no había forma de consolar a Jade ni a su mamá, lo que los doctores habían dicho no les importaba, porque Mateo no volvería más...
Pasaron unos días, de gran dolor para Jade y su mamá Julia, tanto que se aislaron de todos en unas cabañas para despejarse unos días, cabañas que les pertenecían y donde había cosas de Mateo que acomodar, lo que se volvía minuto a minuto una tortura inmensa.
Un día, Jade bajó las escaleras y viendo a su mamá muy triste mirando la ropa de su hermanito fallecido, cómo habían sido todas las mañanas desde hacía un tiempo, cansado y sin vueltas le dijo -ponme eso-
-qué bebé?-
-ponme ese body de Mateo, ponme ese body, dame este chupete y colocame estos...- señalando una bolsa de pañales -prometo ser tan bueno como Mat- con una lágrima cayendo por su cara.
Julia lo miró a los ojos, y comprendió que no estaba jugando, se acercó y lo abrazo como nunca. Después de un momento, levantó a su niño y lo llevó al sillón de la sala, lo desvistió, le puso el chupete en la boca, le cambió sus slips por pañales y su ropa por un body que se abría por la entrepierna, le puso un par de calcetines de Mateo y le dió un beso en la frente -que bueno que estés acá bebé- le dijo.
Jade sin inmutarse, abrazó a su mamá de nuevo y sin decir nada, se acostó en el sillón y empezó a chupar su chupete hasta quedarse dormido, como Mateo hacía.
Jade era 4 años mayor que Mateo, pero con casi 8 años seguía siendo muy parecido a él, en físico y en tamaño también, aunque ya parecía haber aprendido tantas cosas que lo hacían casi adulto, irónicamente es lo que le llevaría a ser el bebé de la casa otra vez.
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Reemplazando a mi hermano
General FictionJade es un chico muy sensible, y queda traumado con la muerte de su pequeño hermano, tanto que tratará de suplantarlo para que el y su mamá se sientan un poco mejor