Regresión y progreso

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La película ya había finalizado, y Julia estaba cansada, al contrario que su niño, que había dormido mucho en el día. Sin embargo, se dió cuenta que la mancha sobre el sillón seguía seca, y eso le dió satisfacción.

-Mateo, quieres ir al baño cariño? Siéntate en tu bacinica y yo volveré en unos minutos para llevarte a dormir-
-pero mami, no tengo sueño, puedo quedarme a leer?- enseguida se tapó la boca, Jade se dió cuenta que Mateo supuestamente no sabía leer.

Julia sonrió y dijo -si bebé, puedes quedarte leyendo tu libro de animalitos de la granja-

Jade pensó que su mamá no se había dado cuenta y le daba de leer el aburrido libro de su hermanito, pero al menos podría entretenerse con algo mientras conciliaba el sueño. Sin pensarlo, ya estaba yendo en dirección a la dichosa bacinica y sentándose cual bebé en entrenamiento de dejar los pañales, lo cual le dió un poco de vergüenza, pero tenía que seguir en su papel y además solo estaba su mamá dando vueltas por la casa, nadie más lo vería. Pasaron unos minutos y Jade aburrido pero aún obediente, sintió la necesidad de hacer pis, y un tanto avergonzado comenzó, cuando estaba a la mitad llegó su madre nuevamente con el body y un pañal nuevo, Jade miró emocionado y ruborizado, pues le tuvo que decir a su mamá si lo podía esperar a que terminara de usar la bacinica, pero contento porque dormiría nuevamente muy cómodo.

Cuando terminó, Julia lo levantó y lo llevó al sillón, comenzó a limpiarle la colita y sus partes, le colocó mucho talco, un poco de crema, el pañal nuevo y su body.

-listo, mi bebé está preparado para una noche de lindos sueños- mientras le desparramaba el cabello lacio.

Ya en la cama, Julia lo arropó y le dejó encendida la luz del velador, le dió el libro de animales en la granja y un gran biberón con leche tibia. Jade estaba muy contento y se preparó para leer su nuevo libro, le dió las buenas noches a su mamá y comenzó a leer, aunque no habían muchas palabras en el contenido del mismo.

Cuando Julia se fue, Jade se quedó jugando mirando hacia sus piernas y como le quedaba ese cómodo body, deseaba no tener que sacarselo jamás, y para ello también debería usar pañales todo el tiempo, pero creía que era algo que nunca iba a poder hacer, ya era un niño grande y debía ser responsable, no podía andar cagandose por cualquier lado y esperar a que lo cambien, aunque la idea le parecía muy agradable. Además, que pensaría Nico?, su tierno niño, si lo viera en esta situación, oh no! Se decía, -tengo que cambiar esto que me está pasando- y un tanto preocupado, poco a poco fue cayendo en un sueño muy liviano.

A la mañana siguiente, muy temprano, Mateo saltó de la cama y salió en busca de su mami.

-mami mami, pipí pipí!- decía agarrándose el pañal

-mojaste el pañal bebé, no pasa nada, ahora voy a cambiarte,dejame descansar unos minutos más-

-no mami, tengo que id al bagno- Julia escuchó la forma atravesada de hablar y comprendió que hablaba con Mateo, pegó un brinco en la cama y enseguida lo llevó al baño, desnudó al niño y lo dejó delante del inodoro. Mateo no sabía que hacer, y Julia comenzó a ayudarlo, tratando de fingir.

-que pasa Jade, ya olvidaste como se usa el inodoro? Siéntate o puedes hacer de parado- el niño un poco estresado comenzó a hacer pis como niño grande y terminó sin ningún accidente, salvo por alguna que otra gota por afuera del tazón. Julia estaba orgullosa, y Mateo muy feliz, era la primera vez que lograba hacer algo como eso, ambos se abrazaron y siguieron con su día, Mateo se paseaba por la casa solo en playera y poco a poco iba entendiendo su cuerpo.

Pasaron los días y mientras Jade parecía ya no querer usar más ropa interior que no fuera pañales seguía fingiendo que era Mateo, aunque a veces estaba en modo entrenador, casi todo el tiempo Julia lo trataba como bebé, siguiendo el juego que le había propuesto el papá de Lola. Le daba comida en la boca, biberones, chupetes y ropa de bebé y pañales cuando salían de la casa, lo que al principio le daba mucha vergüenza y luego ya lo sentía por demas de normal. Por otro lado, Mateo parecía ya haber terminado su entrenamiento de día, y por las mañanas siempre amanecía seco, hasta que un día Julia decidió hacerle un regalo.

-buen día cariño, desde hoy, ya puedes usar estos- Julia le había comprado media docena de tiernos slips con dibujitos, y uno que parecía muy acolchado, seguramente era para usar alguna que otra noche, por cualquier accidente.

El niño estaba muy contento, había crecido mucho en poco tiempo, y aunque no entendía porque a veces lo trataba como a Jade, le sirvió para poder ser un niño grande y fuerte como su hermano, el que extrañaba mucho y ya no veía por la casa...

Reemplazando a mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora