Jade, del dolor al amor

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Bajaba otra vez las escaleras, se sentía preocupado por su mamá, pues, no entendía nada de lo que había pasado, en su televisor decía que eran las 15.30 pero él no recordaba haberse dormido anoche en el sillón, con su mamá, e infantilizado, por ahora lo dejaría pasar, solo recordaba un tibio beso entre sueños, y una compañía tan familiar dentro de sí, que le decía -...muchas gdacias...-, a lo lejos.

Sin darle más vueltas, llegó al estar nuevamente con su camisa mangas cortas y su boxer para nadar, hacía mucho calor, y pensaba ir a visitar a un amigo de la zona que estaba cerca y tenía piscina.
-hola ma- dijo un poco apenado -disculpame por haber sido tan descortés, después quisiera que hablemos, pero por ahora quiero despejar un poco mi mente- decía tan reflexivo y maduro, como era siempre Jade -me dejas ir de Ariel?-
Julia abrazó a su niño y lo dejó irse con la condición de que volviera antes del anochecer.
Jade salió lentamente desabrochandose un poco la camisa y con expresión de ahogo, era un día muy caluroso afuera. No tardó en darse vuelta y observar que su madre lo miraba desde el umbral de la puerta de ingreso, con calidez y calma, al menos estaba feliz, no lo entendía, pero parecía que algo había hecho bien.

Jade caminó tranquilamente cruzando los casi 100 metros de distancia de una casa a la otra, un hermoso paisaje se desplegaba ante su mirada, un gran lago, coníferas y matas muy verdes por doquier, se sentía inspirado, y comenzó a escribir en su mente, una canción, le gustaba escribir y aprender canciones, no se le daba muy bien, pero iba mejorando día a día.

Un recuerdo viene a mí
Pero no puedo prede...cir
Que tan precioso es un amor
Y cuan pronto se puede ir

Recordaba plenamente a su pequeño hermano, lo sentía muy cerca, no creía que no estuviera en ningún lado, como esos libros actuales dicen. Una lágrima salada llegó a recorrer su párpado inferior, y se secó enseguida en el vigor de la tarde, una parte de Mateo se encontraba en él, en su madre, y en alguien más...

Llegaba a casa de Ariel con muchas ganas de un chapuzón, tocó la puerta y atendió la mamá de su amigo
-oh hola Jade, hacía mucho no venían de paseo, supongo que es... por eso...lo siento mucho Jade, espero que jugar con los chicos te despejé un poco-
-gracias señora! Si, estoy bien, y quise pasar a ver a Ariel, está muy ocupado?-
-no para nada, está jugando con unos chicos que están de vacaciones por aquí, ya sabes como es él, siempre haciendo amistades por donde encuentre, estará muy contento de volverte a ver-
La familia de Ariel era dueña de un puesto de ropa en la zona comercial del pueblo, por lo que se daban el lujo de poder vivir en un destino turístico muy codiciado y buscado, la consecuencia es que había temporadas en que era muy solitario y Ariel se aburría, para compensarlo, era muy sociable en la temporada alta y eso le ayudaba a conseguir amigos en todo el país, incluso algunos del extranjero.
-bueno entonces pasaré, puedo dejar mi camisa aquí para que no se moje?-
-si querido, es un lindo nadador el que traes puesto, y te ves encantador, podrías ser un guapo modelo de trajes de baño si quieres-
-gracias señora- decía un tanto apenado -iba a traer unos shorts pero olvidé traerlos de mi casa, y encontré estos boxers de cuando tenía 4, por suerte todavía me entran igual que entonces- Jade hablaba con dejadez -iba a dárselos a Mateo cuando por fin dejara los pañales-
La señora no sabía que decir y enseguida improvisó -toma bebé, acá tienes unos helados que compartir para que le caigas bien a los niños, y no te preocupes por Mat, siempre estará contigo- lo despedía con cara amistosa mientras Jade le daba las gracias y un pequeño abrazo
-(pobre niño, espero se le pase, es terrible lo que les pasó)- pensaba para sí mientras veía como salía Jade tímidamente al patio.

-buenas tardes! Dijo cortésmente, y enseguida apareció Ariel a darle una mano y un abrazo
-Jeiddd, que sorpresa, gracias por venir a verme, me enteré que estabas en tu cabaña por un tiempo, pero no quise molestarlos, ahora que viniste me alegro de verte-
-Ari, no te emociones, vine a ver que tal tu piscina- decía bromeando Jade -y tu mamá me dió estos para repartir- sin poder terminar la frase vió acercándose al menos 10 niños y niñas de varias edades, que estaban a lo lejos viendo el saludo amistoso entre Jade y Ariel. El niño un poco abrumado comenzó a repartir los helados, y también comenzó a recibir halagos y gracias
-que buena onda-
-mm, yo quiero de limón, gracias, eres el mejor-
-esto no lo esperaba, eres un genio-
-helados de esta marca son los más ricos, y la marca de ese traje que traes puesto también me gusta, voy a decirle a mi mamá que me compre un par-
Y así fueron pasando uno a uno, hasta que, apareció un chico, de pelo corto castaño claro, su apariencia llamó tanto la atención de Jade que se quedó congelado.
-Jeidd, estás bien? Él es Nico, está de pasada, aunque creo que ustedes dos viven en la misma ciudad- comentaba Ariel
-em si, mucho gusto- dijo queriendo salir de su parálisis mientras le extendía la mano pero sosteniendo un helado
-de chocolate, mi favorito- dijo con una tierna vos el niño
-gracias, aunque veo que tu te quedaste sin, quieres que lo compartamos?-
-eh ss, si, si- dijo Jade por fin reaccionando -a menos que le tengas miedo a las bacterias de un desconocido-
-jaja, que eres? Un niño de alcantarilla?-
-nope- decía poniéndose las manos en la espalda y balanceándose, cosa que hacía de puro nervio
-entonces me vale, lo compartimos-
-está bien, pero antes...- tomó carrera y se dirigió de cabeza al agua de la piscina
-buen clavado, espero que no lo hayas aprendido en una alcantarilla- bromeando decía Nico
-jajaja- reían a la par
-veo que ya te llevas bien con alguien, los dejo un momento mientras voy al baño, "gracias Nico, por ser tan buen chico con Jeid"- decía por lo bajo mientras el chico asentía con complicidad
Jade no dejaba de mirar a Nico, era un poder hipnótico y no sabía que le pasaba, el chico debía ser 2 o 3 años más grande que él, pero ya parecía todo un adolescente, tenía una espalda ancha y brazos definidos, y el traje slip que llevaba dejaba poco a la imaginación, definitivamente sentía algo por aquel chico, aún a su corta edad. Desde hace un tiempo sabía que le gustaban los chicos, pero aún no se lo decía a nadie.
-bueno, aquí tienes!- le acercaba el helado a la mano.
Mientras comían el helado, pedazo a pedazo, hablaron de muchas cosas, a Nico le gustaba tocar la guitarra y jugar al básquet, le gustaban casi todas las mismas bandas que a él y leía libros, Jade cada vez lo admiraba más. Estaba decidido, Jade le iba a decir...
-tu, Nico..., tu, me gustas- se escondió bajo el agua y se alejó del muchacho

Nico no era un chico tímido, pero nunca había sabido si le gustaba alguien, hasta que vió a ese pequeño ser agredido vilmente por esa niña odiosa del establecimiento de comida, hubiera intervenido sino hubiera sido detenido por su padre, que le decía que no se metiera, que era un juego de niños. En ese momento se deprimió un poco, pero al ver a ese niño nuevamente en casa de su reciente amigo, entendió que debía aprovechar al destino.

Cuando Jade se le declaró, apenas haberlo conocido, se estremeció, pensó que era muy apresurado su acto, pero luego de pensarlo dos veces, no se podía permitir pasar dos veces una oportunidad. Se fue acercando poco a poco hacia el otro rincón de la piscina, donde Jade se encontraba casi temblando, lentamente para no auyentarlo. Era demasiado bonito, quería abrazarlo y cuidarlo, solo en eso pensaba, cuando estuvo a dos pasos, se le acercó rápidamente y sin que el niño pudiera prevenirlo, recibió un pequeño beso en la boca.
Los presentes se quedaron espectantes y no dijeron nada, Jade, pese a todo pronóstico, y aunque con los nervios en la cima del Everest, tomó la mano de Nico y lo invitó a sambullirse en la piscina con él.
Los demás niños y niñas los siguieron y celebraron ese tierno acto que habían presenciado, para cuando Ariel volvió, no entendía nada, y entendió poco a poco toda la historia de amor que se había perdido.
La tarde transcurrió y se fueron yendo todos, Nico acompañó a Jade a su casa y le dió un tierno beso de despedida, le dijo que iba a estar en el pueblo unos días más, y se fue.
Al llegar, Julia estaba esperando a Jade con una rica cena.
-Jade, mi vida, creo que olvidaste algo!-
-oh! mi camisa-
No pasa nada cariño, mañana la vamos a buscar.
Jade no lo pensó más y compartió la cena con su madre, quien lo miraba con ternura.
-estás cambiado bebé, como si fueras más grande que esta tarde-
Jade omitió comentarios y empezó a hablar de todos los niños y niñas que conoció esa tarde y en especial de un chico, que le había llamado la atención.
Su mamá escuchó atenta y orgullosa, su niño ya estaba creciendo.
Terminaron de comer y Jade subió las escaleras para darse un baño, al salir se dió cuenta de que la playera que le había sacado su mamá esa tarde, estaba en el cesto de la ropa sucia,y tenía pequeñas manchas marrones de la cintura para abajo, quiso recordar algo, algo doloroso pero no pudo, no le dió más vueltas y enseguida se puso un slip y una playera blanca para ir a la sala de estar, donde estaría su mamá esperándolo con una prometida película si se bañaba sin hacer berrinche, después de todo, Jade todavía era un niño.
Al llegar, la promesa estaba cumpliéndose y se integró al sillón acostado sobre el regazo de su mamá.
En vano quizás fue el esfuerzo de Jade en bañarse sin molestar, puesto que a los 15 minutos se había quedado dormido como un bebé.
Julia siguió mirando la película, que aunque algo densa, ya que Jade había elegido, y le encantaban las películas históricas, estaba bastante interesante.
Los créditos ya habían aparecido en la pantalla, Julia se disponía a levantarse y llevar a Jade a su cama, pero no llegó a moverse antes de que el niño se moviera de manera incómoda, como si algo le molestara, y enseguida, un pequeño quejido, y un sollozo que lentamente se hacía más fuerte se hacían presentes.
-cariño, cariño, que pasa? Estás bien?-  decía tratando de despertarlo
-la cama está mojada mami, tengo fdio!-
Julia levantó la manta con la que se cubría el niño y una gran mancha se había marcado en el sillón. -oh bebé, debe haber sido el frío de la piscina, tu mojaste el sillón Jade-
-pedlo yo soy Mateo mami-
Los ojos de Julia recorriendo el camino hasta la cara de su hijo, un brillo muy distinto estaba devuelta en sus ojos, fue cuando descubrió que lo que había vivido esa mañana no había sido un sueño.

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Nota: perdón si este capítulo no tiene mucho la temática de los anteriores pero era necesario para el desarrollo de personajes, prometo que se viene lo mejor en los siguientes capítulos

Reemplazando a mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora