Nico ahora sabe

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Ya había entendido que su mamá lo trataba como bebé aunque supiera que en realidad era Jade, lo que no entendía era por qué lo hacía, pero mientras ambos se mantenían en su papel, todo iba muy bien. Realmente le gustaba ser un bebé, pero tenía una mentalidad de niño grande que no quería dejar, no entendía que estaba pasando, pero se sentía bien al no tener que usar ropa o apenas un pañal en la casa, y salir de ella sin tener que preocuparse por conseguir baños en la calle, que eran asquerosos y nunca se animaba a entrar a ellos.

No sabía cuántos días habían pasado, el retiro de su mamá ya se había prolongado demasiado, y esperaba que realmente no fuera por él, no quería que su mamá perdiera su tan preciado trabajo.

-mami, cuánto tiempo nos quedademos en la cabagna?-

-tenemos que arreglar unas cositas bebé, pero me parece que pronto, quizás la semana próxima-

A Julia le preocupaba ya la situación, creía que Jade no sabía lo que estaba haciendo, y el tratarlo como Mateo, solo había ayudado a su otra parte. Las visitas al psicólogo se pronunciaron, ella más que el niño, fue a hablar variadas veces, le contó el método que le había propuesto el papá de Lola y el psicólogo quiso ver cómo había avanzado. Estaba realmente asombrado, el niño que veía ahora como Mateo, sumiso, con pocas ganas de hablar, tirando de una de las piernitas del overol dejando ver un poco el abultado pañal que usaba todo el tiempo y tomado de la mano de su mamá. Seguía siendo distinto a Mateo, pero también era muy distinto a Jade, empezaban a creer que realmente algo más que psicológico estaba pasando.

Una tarde, Jade estaba muy tranquilo jugando con sus autitos, tomando un biberón de leche tibia, estaba en playera, pañales, y un babero bastante manchado de leche, en un descanso de su aparente entrenamiento, del cual había fallado el 90 por ciento de las veces, y Julia al estar ocupada con los quehaceres de la casa, le ponía pañales para que ambos estuvieran tranquilos.

De pronto, la puerta principal suena, de una manera tenue, delicada, pero así mismo ambos la escucharon. Tras el vidrio esmerilado se podía distinguir una personita de no más de 1.30 m. Julia fue a atender.

-hola, y quién es este personajito que se aparece en nuestra puerta?- decía en tono amable Julia

-hola señora, me llamo Nicolás, soy amigo de Jade, nos conocimos el otro día en la piscina de Ariel, pero no lo he vuelto a cruzar y quería ver cómo estaba, le traje un regalo, espero que se encuentre-

Oh noo! La cabeza de Jade daba mil vueltas, era su tierno niño que lo venía a visitar. Se escondió rápidamente tras una puerta y esperaba a que la conversación fluyera.

-oh, un gusto en conocerte Nico, Jade habló mucho de tí- el niño se sonrojaba

-pero lamentablemente ahora no se encuentra, tal vez cuando despierte de una siesta, quién sabe?- en tono rimbombante decía esto mientras proyectaba la voz hacía el hall. Nico no entendía muy bien de qué hablaba y Julia entendía que era el momento perfecto de que Jade dejara de actuar y volviera a ser él.

-que lástima, realmente quería verlo, pues, con mi familia ya nos vamos a la ciudad mañana ya que se terminan las vacaciones de mi papá y sólo quería saludarlo para saber si podríamos seguirnos viendo allá-

Jade ya no podía más, si hablaba diciendo que era él y que estaba en su casa, el juego con su madre habría terminado y nunca más lo trataría como a Mateo, pero si no decía nada, probablemente nunca más volvería a ver a Nico. Debía actuar rápido, pero qué podía hacer? No podía cambiarse tan rápido, ni avisarle a su mamá de ninguna forma.

De pronto, Nico vió como una mancha blanca recorría el hall como una luz brillante, lo tomaba de la mano y sin saber que pasaba, lo llevaba hasta el jardín, en un espacio que parecía muy privado, donde nadie que estuviera afuera si no hacía un poco de esfuerzo no vería. Se sorprendió en el camino al distinguir que esta mancha blanca era en realidad Jade, y con un atuendo irregular para él, pero que inmediatamente le pareció muy tierno, no sabía que así se vestía cuando estaba en su casa, pensó.

Julia también quedó un poco sorprendida, pero dejó que todo fluyera y siguió con los quehaceres, con los que estaba un poco atrasada según ella -en un rato les llevo un yogurt con cereales niños, diviértanse- decía con su característico tono amigable.

Ya en el jardín, se encontraba Nico frente a Jade, que estiraba su playera tratando de tapar algo que su niño ya había visto.

-jaja, que hacés- preguntaba Nico

-naaa..ada- a Jade le temblaban las piernas y estaba más rojo que un tomate. De pronto, oh no! Se había empezado a orinar de los nervios, algo que no le pasaba antes, y delante de su tierno niño, se dió vuelta tratando de ocultarlo y se pudo ver un acolchado trasero blanco, con dibujos de tiernos cocodrilos y cosas infantiles. Nico estaba muerto de ternura.

-que pasa bobi?-

Bobi? Nunca lo había llamado así.

-no sabía que usabas pañales en tu casa, que cosa más tierna-

Qué? Le parecía tierno que un niño crecido estuviera usando pañal, no le parecía acaso ridículo?

-te traje un regalito, es de la tienda de mi mamá, creo que aunque es para niños pequeños te va a quedar muy bien, y es genial para los días de invierno-

Jade poco a poco fue olvidando su vergüenza, aunque un poco desconfiado todavía, se daba vuelta para ver el regalo que su niño le había traído, recordó de pronto que había mojado su pañal y se tapó con ambas manos.

Nico, con una risita, pero no burlona, sino que parecía que se la estaba pasando bien, y tratando de ser amable, acercó su mano al pañal de Jade, y ajustó una de las cintas que se estaba saliendo por haber salido corriendo antes.

Jade se quedó inmóvil y aterrado, mirando a Nico que con total normalidad acomodaba su pañal.

-tranquilo bebé, mis hermanos también usan, estoy entrenado, solo hay que ajustar esto así y ya está, parece que todavía te aguantará para un rato más-

-no..no te… parece extraño que esté vestido.. as.. así?- preguntaba Jade con muchos nervios casi no pudiendo hablar

-qué es lo que tiene de malo bobi?- Nico parecía completamente honesto, no se molestaba en lo más mínimo

-yo estuve en entrenamiento hasta tu edad también, aunque de día ya no los usaba-

Jade se sorprendió al escuchar al musculoso y bello Nico diciendo eso, y se relajó por completo, sentía que ya le podía contar de él y lo que realmente estaba pasando. Tomó la cara de su niño con ambas manos, y le dió un tierno beso en la boca, ambos niños dieron un suspiro y se miraron por unos segundos a los ojos, era algo que no podían explicar.

Se tomaron de la mano y se sentaron en un tronco caído de un árbol, Jade recibió el regalo, era un kigurumi de cocodrilo, muy bien hecho,y al niño le encantó.

-bueno, estos te vendrán bien si usas el kigurumi todo el día- decía el chico señalando los pañales de Jade y riendo, mientras a modo de juego, el otro le impartía unos puños por todo el cuerpo, haciéndole más que daño, cosquillas.

Ambos se pasaron mucho tiempo platicando, merendaron y llegó la hora de que Nico se fuera. No sin antes decir:

-entonces, lo vas a hacer? Así cómo acordamos?-

-si tonto, lo voy a hacer, hoy mismo-

-perfecto mi tierno bebé-

-oye, que te pasa? No me digas así?-

Nico se reía y se despedía. Ah qué se referían? Qué estarían tramando? Y qué curso tomará esta historia después de algo tan inesperado para Jade como para Nico?, sin duda ambos creían que habían nacido para estar juntos.

Nota: me atrasé esta semana y no pude dejarles este capítulo prometido para el martes, se los dejo hoy, espero que lo disfruten. Y la próxima semana ya se viene unos de los últimos capítulos del cumpleaños de Hugo ;)

Reemplazando a mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora