↳undici.

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─number eight: mom。

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number eight: mom

Lee Felix. Itaewon. 2025.

El rubio entro al bar al siguiente día a la misma hora que el anterior, tal y como había quedado con JeongIn, viendo al mismo ya sentado en la barra posiblemente esperando su llegada.

—Hey, viniste —saludo el menor palmeando sus hombros cuando llego a su lado, Felix le sonrió tomando asiento y agradecido de que al instante JaeIn les brindara una botella con dos vasos y posteriormente algunas frituras para degustar mientras hablaban.

—Claro, aún no he terminado mi historia. —Felix alcanzó la botella sirviéndoles, directo a lo que iba—, acabo de salir de mi trabajo así que he podido llegar algo temprano, pero de esta forma es mejor.

El menor le agradeció cuando le sirvió un caballito con alcohol, alzando su mano sosteniéndolo antes de beber. Felix lo imitó, sintiendo su garganta arder ante el líquido pasando por ella.

—Pues no hay que aplazarlo más, comienza cuando quieras que yo estoy más que listo para escuchar cualquier cosa. —El menor le sonrió frotándose las manos ansioso y entonces Felix le correspondió.

De alguna forma se sintió contento de que fueran directos al grano, que el menor no le hubiera mencionado nuevamente a Ilay como la noche anterior y de poder seguir desahogándose, especialmente para olvidar todo lo demás.

De esa forma, haciendo caso a JeongIn se acomodo en su asiento y volvió a tomar otro trago antes de decidirse a comenzar de nuevo con su historia inconclusa; esperando poder volver a revivir todos esos recuerdos y terminar para poder seguir con su vida sin ese nuevo peso que se había acumulado en sus hombros debido a aquella historia, independientemente de que pasara cuando por fin terminara.

Lee Felix. Corea del Sur. 2018.

La mirada del rubio inspeccionaba todo lo que su vista podía contemplar dentro de aquella aula de clases, buscando a Ilay entre sus compañeros, un poco frustrado de que aquella ventanilla fuera tan pequeña. No podía encontrar a su novia y ese día aquel maestro estaba tardando más de lo usual en dejarlos salir.

Tenía algo importante que hacer, y los nervios lo estaban poniendo un poco de mal humor.

Se aparto de la puerta rápidamente cuando pudo divisar como todos comenzaban a recoger sus cosas, no podía escuchar con claridad pero ante aquellas acciones dio por hecho que por fin habían culminado sus clases; así que para no parecer tan desesperado como estaba se recargo en la pared del pasillo contrario con las manos en sus bolsillos, esperando pacientemente a que su preciosa chica saliera del salón.

𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐇𝐈𝐂𝐈𝐌𝐎𝐒 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑࿐ 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora