Sueño tres.

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Hong er abrió los ojos de golpe, el olor de los animales y la paja que picaba su piel a través de su ropa indicaban que esto era (por desgracia) la realidad. Algo no andaba bien entre sus piernas, estaba mojado, su ropa también. El miedo regresó, su miembro ya no estaba duro, pero estaba cubierto de esta cosa extraña. Por suerte no había nadie cerca. Se levantó a lavar su ropa, las estrellas todavía adornaban el cielo. Para cuando cada ciudadano estaba despierto, Hong er ya estaba muy lejos, recogiendo flores en el campo.

"Me gustaron mucho tus ofrendas".

Se le erizó la piel. Temía ir hasta el templo del príncipe heredero, si algo horrible sucediera, como que la ciudad entera explotara, sería una buena excusa para no ir. Temía que al estar frente a su dios sus deseos impuros lo controlasen; temía perder de vista su objetivo; temía olvidarse de su juramento y optar por un poco de placer irreal.

_ No puedo ser tan cobarde_ pensó muy enfadado. Caminó en dirección al templo, claro está que no tenía prisa por llegar. No se dio cuenta en qué momento se quedó de pie en medio de la nada con la boca abierta, pensando en el montón de sensaciones placenteras que tuvo anoche. Su cuerpo todavía podía sentir el placer del primer orgasmo, incluso tuvo ganas de tocarse él mismo para experimentarlo de nuevo... Masturbarse pensando en él, ¡qué deshonra! Sacudió la cabeza y se enojó, se veía muy adorable, pero estaba realmente furioso.

_ ¡Su Alteza significa mucho más que eso!, mucho más que simple placer.

Aceleró el paso, con miedo y enojo por tener miedo. De camino allá tuvo otros pensamientos, creyó entender por qué algunos soldados solían encerrarse con mujeres, no había mujeres soldado, por qué más estarían allí. Eso le hizo preguntarse: ¿Cómo lo hacían dos hombres? Era común escuchar insultos como "Métete *** por el c*lo" o sacar el dedo de en medio y pedir vulgarmente a la persona humillada que se sentara en dicho dedo.

Era un joven astuto, no tardó en deducirlo. Hong er se horrorizó.

_ ¡No, jamás podría hacerle eso a Su Alteza! _ indignado, sus mejillas se pusieron rojas... ¿Y si la situación era al revés?

_ ¡No, no, Su Alteza jamás haría algo así! _ se sintió fatal por imaginar una situación tan indecente ...sin embargo, si Xie Lian quisiera, no diría que no...

_ ¡¿Qué cosas estoy pensando?! _ sacudió la cabeza. Irritado, casi llora de decepción. Eran meras especulaciones, nada de eso podía ser cierto, sólo era su imaginación volando. Sí, era eso, sí. ¿Cómo iba a ser otra cosa?

Llegó hasta el templo de una vez por todas, cambió las flores, hizo una reverencia y se fue. No pidió nada, de hecho, nunca pedía nada, Xie Lian ya había hecho suficiente por él, era su turno de devolverle su gratitud. No fue tan complicado como creyó, visitar el templo le trajo la paz que necesitaba. Estaba feliz de no haber faltado a su visita diaria, pero molesto por haber deseado no ir en un principio.

_ No volveré a fallar, ahora es de verdad, definitivamente.

Entrenó arduamente el resto del día, debía convertirse en un buen guerrero. Aunque se esforzó, su corazón mantuvo cierta inquietud, inquietud que aumentó al regresar al cuartel. Su corazón latía tan fuerte que hasta la cabeza le palpitaba, y es que la noche estaba cerca, por ende, sus sueños también. No pudo ni comer bien, respiró hondo para aplacar los nervios. A la hora de dormir se resistió a cerrar los ojos. Era bien sabido que el sueño derribaba reyes, quizá hasta dioses...Hong er no fue la excepción. Antes de perder la consciencia hubo un detalle que pasó por alto...

Se encontró a él mismo caminando por una calle empedrada, ante él se elevaba un enorme castillo bañado por una luz muy peculiar.

_ ¿Este es...? _ parecía el castillo del príncipe heredero, de hecho, era el único castillo que conocía y el único al que había entrado. El príncipe también debía encontrarse en ese lugar. Tragó grueso, ¿debía seguir o regresar por donde vino? Dudó...

¿Adoración o amor? | HuaLian | - 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora