capítulo 7

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Habían pasado dos semanas, y la convivencia era buena, claro si consideras bueno que una persona gruña más de lo que habla. En fin, al Omega le agradaba bastante la tranquilidad que daba el bosque, aunque extrañaba mucho a sus cachorros.
A Derek le gustaba, aunque nunca lo admitiría, la compañía del Omega, a pesar de que nunca se callaba, por las noches, pasaba horas mirándolo dormir, no podía creer que ellos eran iguales.

Stiles odiaba las noches de tormentas, por eso cada vez que ocurría una corría a la habitación de sus cachorros y se acurrucaba con ellos. Pero hoy estaba lejos de casa y tenía miedo, la tormenta era aterradora, se cubrió hasta la cabeza, y se hizo una bolita en la cama, gimiendo con cada trueno.
Derek sentía la necesidad de proteger al Omega, escucharlo gemir de miedo estaba volviéndolo loco, espero un rato más pero la tormenta parecía empeorar, entonces se levantó y fue a la habitación del Omega, tomo en sus brazos a la bolita que era Stiles y lo llevo a su cama.

Stiles se sentía seguro y cómodo en los brazos del alfa, también un poco nervioso, intento dormirse, pero un trueno lo sobresalto, se giró y abrazo fuertemente al alfa, Derek comenzó a acariciar su cabello castaño, tratando de calmarlo, cuando Stiles se sintió más tranquilo salió de su escondite y le regaló una sonrisa, una sonrisa que Derek delineó con su dedo índice. El Omega llevo su mano al cabello azabache del alfa, e hizo rulitos con sus dedos.
Los dos suspirarón, como si al tocarse, un vacío se hubiese llenado, el deseo y la necesidad iban creciendo y las caricias parecían no alcanzar, necesitaban más, sus bocas se acercaron iniciando un beso lento, que se torno desesperado y exigente, entonces la ropa estorbaba, sus cuerpos imploraban ser tocados.
Alfa y Omega, olvidaron la razón y siguieron sus instintos, llenando la habitación de gruñidos y gemidos, de placer

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