Capítulo 6.

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Louis dio un brinco del sofá en cuanto vio a Harry desaparecer en la planta de arriba. Negó con la cabeza mientras procesaba la imagen de aquel trasero desnudo meneándose escalones arriba y tuvo que acomodar su miembro apresado entre sus pantalones de lino que comenzaba a ensancharse.

Antes de subir, vencido por su instinto imposible de ignorar, recogió las prendas de vestir que habían quedado desparramadas en el suelo. Tomó su propia camiseta blanca doblándola con cuidado para depositarla sobre el sofá y caminó unos pasos más hasta recoger los jeans de Harry junto con sus bóxer. Una sonrisa ladina se dibujó en su rostro recordando el descaro del ojiverde para despojarse de la ropa sin ningún tipo de inhibición.

La melodía de su móvil invadió el silencioso espacio. Se volvió hasta la mesita ratona donde lo había colocado y al estirar su cuello pudo leer el nombre de Liam en la pantalla. Ni siquiera dudó al tomarlo y oprimir el botón verde.

   —Liam.

   —Lou, lo siento tanto. Mi móvil estaba en silencio. ¿Te encuentras bien?

   —Yo... sí —caminó hacia la cocina apresuradamente, intentando alejarse de la conexión con la planta de arriba—. Es solo que... estamos en lo de Zayn, y Harry...

   —¿Harry? —la voz de Liam se intensificó—. ¿Qué sucedió? ¿Él está bien?

   —Pues, más o menos  —Louis comenzó a ponerse nervioso, caminando de un lado a otro en la cocina mientras peinaba su pelo hacia atrás una y otra vez —. Estábamos bien hasta que fue hacia el baño y luego cuando regresó estaba... sudaba mucho y su rostro era pálido...

   —Demonios. Mierda, mierda —se oyó su respiración contra el auricular—. ¿Por qué no me llamaste con su móvil? Su número siempre queda habilitado para las llamadas —comenzó a sonar agitado, como si se moviera rápidamente por algún lugar—. ¿Se hizo mucho daño? Si está consciente déjame hablar con él.

—¿Consciente?

Louis se detuvo en seco, con el corazón congelado y un nudo en su garganta que apenas permitía el paso del aire.

   —¿No lo está? Carajo —algo chocó contra el auricular—. Debes llamar a emergencias, al número que tiene grabado en la muñeca, justo al reverso del ancla, en su brazo izquierdo. Cuando llames debes...

   —Liam...

   —... les das mi nombre y apellido y luego ellos ingresaran a la base de datos...

   —Liam, escúchame.

   —... debes decirles tal cual lo que sucedió porque es sumamente importante que quede el registro Lou. Tienes que relatar cada cosa, como si fuera...

   —¡Liam! —el grito retumbó a través de la sala—. Necesito que te calmes y me escuches, ¿de acuerdo?

Louis cepilló una vez más su cabello hacia atrás con su mano libre. Hubo un silencio en la línea por unos segundos mientras oía como Liam tragaba saliva.

   —Harry está bien, acaba de subir a tomar una ducha. Él no se hizo... él está bien, ¿de acuerdo? No llegó a tener un ataque, o eso creo. Pudimos frenarlo a tiempo.

   —¿Frenarlo? —sonaba completamente conmocionado—. ¿Estás seguro que era uno de sus ataques? Quizá solo se hiperventiló.

   —No lo... no lo sé Liam —soltó aire por su nariz y apoyó su espalda baja contra la encimera—. Sólo comenzamos a hablar y él se distrajo, dejó de temblar y retomó el color de sus mejillas. Incluso su buen humor volvió porque acaba de bromear conmigo hace cinco minutos antes de subir a tomar una ducha.

NO CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora